Jugando con Pirandello

Una escena de 'Esta noche se improvisa la comedia' José Alberto Puertas
Diego Doncel

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Unamuno, Pirandello, Pessoa y Borges dan a la literatura del siglo XX una nueva dimensión: realidades que esconden realidades ocultas, ficciones que trazan el punto de fuga hacia otras ficciones, yos que se descomponen dramáticamente en otros yos. Las variaciones y combinaciones de este enunciado son infinitas, por ejemplo: las realidades pueden esconder ficciones ocultas, las ficciones trazar el punto de fuga hacia otras realidades, y los yos pueden descomponerse en entes ficticios absolutamente reales. Lo metaliterario, lo metarreal o lo metaficticio, como aprendieron Piglia o Tabucchi, no son por eso una cuestión formal, sino una cosmovisión. En 'Esta noche se improvisa la comedia', el gran autor teatral que es Ernesto Caballero reduce todo esto a una crítica estética, saca su guadaña y hace rodar las cabezas de aquello que ha sustentado el teatro de hoy, señaladamente lo que se conoce como teatro postdramático. Pero no solo: la aparición de Maradona se puede percibir como un guiño evidente a una obra reciente como 'Shock (El Cóndor y el Puma)'.

Hay que entender entonces que, en esta versión que se ofrece estos días en Madrid, nos encontramos un sorprendente juego entre Pirandello y Ernesto Caballero proyectado sobre todo a hacer un ejercicio de limpieza de algunas posiciones del teatro actual. En este sentido Caballero se emplea a fondo, en una crítica que recuerda la de los ilustrados contra el teatro barroco. Caballero hace, sin embargo, que el fondo se vuelva superficial, como si a Pirandello se le despojara de su hondura, como si el pensamiento fuerte que sustenta la obra del dramaturgo italiano se viera reducido casi a un Pirandello que ha mutado a una lectura menos radical y, por tanto, intentando buscar los gustos del público.

Ernesto Caballero es ingenioso y sabe extraer ese humorismo tan grato a Pirandello, aunque en algunas escenas la confusión ahogue lo cómico. Es también muy sagaz al conectar la obra a esa incertidumbre de lo real propia de los realitys y del mundo lleno de ficciones digitales en el que vivimos. Su posición es esencialmente irónica y profundamente híbrida al mezclar géneros y lenguajes, planos e historias. Como ya sabemos, la obra plantea algo que lleva a cabo el propio Ernesto Caballero: el deseo del director de prevalecer sobre el texto, en este caso de dar una vuelta de tuerca buscando un Pirandello adaptado a una nueva sensibilidad, a una nueva espectacularidad, lo que Baricco llamó no despectivamente la nueva barbarie.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación