CRÍTICA DE TEATRO
«Himmelweg»: máscaras del infierno
El teatro Fernán Gómez presenta un montaje de la obra de Juan Mayorga
La compañía Sala Atrium se asoma con sensibilidad, recogimiento y hondura a un texto mayor de Juan Mayorga , «Himmelweg», que, más allá de sus hechuras de teatro histórico , de su aproximación al horror de los campos de exterminio nazis, es una descarnada reflexión sobre la maldad y esos cómplices inconscientes que miran sin ver lo que realmente tienen ante sus ojos, aceptando una normalidad aparente que enmascara los abismos de la abyección. Eso es la representante de la Cruz Roja que visita una de esas factorías de la muerte, maquillada para la ocasión de ciudad ideal donde los prisioneros aparecen como huéspedes felices. Un ardid del comandante del campo convertido en director de una gran representación que oculta la terrible realidad.
«Himmelweg» (***)
Autor: Juan Mayorga. Dirección: Raimon Molins. Escenografía: Mireia Trias. Iluminación: Coré Rodríguez y R. Molins
a partir de una idea de David Valero. Vestuario: Gloria Viguer. Intérpretes: Elena Rayos
Raimon Molins dirige sobria y eficazmente este gran texto, e interpreta con sentido al comandante, un canalla perfeccionista y soberbio. Guillem Gefaell es el judío culto reclutado como portavoz del anterior ante los obligados «actores», un hombrecillo atrapado en la incertidumbre de no saber si es cómplice de los verdugos mientras espera contribuir a salvar a otros reclusos. Elena Rayos interpreta a la delegada de la Cruz Roja cuya dolorosa constatación, concluida la Segunda Guerra Mundial, de haber sido engañada sirve de prólogo a la función.