El heterodoxo encuentro entre el flamenco y el barroco

La cantaora Rocío Márquez y el violagambista Fahmi Alqhai se unen en el disco «Diálogos de viejos y nuevos sones»

Rocío Márquez y Fahmi Alqhai, en el Corral de la Morería de Madrid Ignacio Gil
Julio Bravo

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«¿Lo cuento yo?» Mira divertida la cantaora Rocío Márquez al violagambista Fahmi Alqhai cuando se les pregunta cómo surgió la idea de trabajar juntos. Los dos músicos protagonizan el disco « Diálogos de viejos y nuevos sones », un hermoso y exqusito encuentro entre el flamenco y la música barroca. «Lo cuento yo», resuelve la cantaora. «Hemos sido vecinos mucho tiempo, y cuando nos veíamos por la calle nos decíamos siempre que teníamos que hacer algo juntos. Y al anterior director de la Bienal de Flamenco de Sevilla, Cristóbal Ortega , se le ocurrió reunirnos en la edición de hace dos años. Fue el empujón que necesitábamos».

Después de nueve meses de charlas y ensayos, el espectáculo se estrenó en la iglesia de San Luis de los Franceses de Sevilla . Después, sigue Rocío, «hemos estado dos años girándolo hasta que hemos grabado el disco». Pero aunque pueda parecer mucho tiempo -reflexiona-, no lo cambiaría para nada, porque creo que “Diálogos” es hoy, precisamente, fruto de todo este tiempo de rodaje» . «Todo arrancó fácil en este proyecto -interviene Fahmi Alqhai-; y antes de que nos diéramos cuenta ya teníamos un montón de fechas para el espectáculo, así que hemos tenido que esperar para poder grabar el disco . Pero yo pienso que las cosas así salen mejor, y el disco refleja lo que queremos decir». Ha habido, completa Rocío, «tiempo para perfilar, para redondear y de conocernos en este repertorio y en estas interpretaciones. Porque hay parte del programa que está en el límite de lo que yo nunca pensé en hacer, como Monteverdi, y cuando se llega al estudio después de haber vivido ya la emoción que da el escenario, la energía del disco es casi la misma que si lo hubiéramos grabado en directo».

Y es que el disco (en el que intervienen también Agustín Diassera y Rami Alqhai ) reúne sones flamencos como una colombiana o un aire de petenera con « Si dolce é’l tormento », de Monteverdi; la canción sefardí « A la una yo nací », o versiones del bolero «Angelitos negros» o de la canción tradicional catalana «Cant dels ocells», convertida en una nana. Así que a la hora de definir el disco -¿flamenco? ¿música barroca? ¿un híbrido?- tiran por la calle de en medio. «Es un encuentro entre Rocío Márquez y Famhi Alqhai », dice tajante el violagambista. «Realmente es un diálogo de verdad, en el que se han involucrado aspectos personales y artísticos. Es algo totalmente puro y transparente».

Ninguno de los dos, aseguran, ha renunciado a su personalidad. «En todo el trabajo está muy presente la personalidad de cada uno -asegura Rocío-; de hecho, creo que es precisamente en esa libertad donde nos encontramos. Ninguno de los cuatro músicos tenemos prejuicios y, los que pudiéramos tener, tratamos de que nos pesen lo menos posible. Fahmi viene de la música barroca y yo del flamenco, y eso se nota en las propuestas que nos hacíamos, y el disco está impregnado de esos aires. Pero nuestro objetivo no era hacer un disco barroco o flamenco, sino permitirnos la licencia de encontrarnos con libertad ».

Aun así, ni Rocío Márquez deja en este trabajo de ser flamenca ni Fahmi Alqhai barroco. « Las etiquetas son muy subjetivas . Cuando me preguntan si este disco es flamenco, yo contesto que depende de quién lo escuche. En ambientes “cool” soy la más tradicional, y en ambientes ”tradicionales” soy la más vanguardista. Pero yo soy la misma persona, y no cambio mi discurso . Es siempre el mismo».

Para Fahmi Alqhai (sevillano de padre sirio y madre palestina), el flamenco no es un lenguaje lejano. « Es una música que me ha acompañado siempre . Lo he vivido y lo he tocado. No me ha llegado de nuevas. Pero no sé dónde está el límite de lo flamenco. Hay cosas que no haría, evidentemente, si tocara a Bach o a Vivaldi, pero no me encuentro fuera de lugar. Estamos en una época con un nivel de globalización en que este tipo de diálogos empiezan a ser casi obligatorios; el mundo del arte está en búsqueda permanente de cosas nuevas y siempre ha tendido puentes; sería absurdo negarme la posibilidad de hacer cosas como este proyecto y dejarme impregnar por su espíritu. Tengo colegas que nunca sacarían la patita del tiesto, pero yo no sé vivir sin meter la pata».

No siempre los diálogos artísticos son verdaderos diálogos; muchas veces no hay cruces, sino caminos paralelos. «El secreto -dice Fahmi- es el trabajo». «Y el tiempo», interrumpe Rocío. « Y sobre todo, la apertura de mente -sigue el violagambista-. No me imagino nunca peleándome con Rocío por una cuestión artística». «Es verdad, no ha pasado en ningún momento», vuelve a apostillar la cantaora. «Hemos estado abiertos completamente, ha habido mucha comunicación y muchc corazón por parte de todos», concluye Fahmi.

«Teníamos claro -completa Rocío- que no queríamos un corta y pega . Lo hablamos desde el principio; nos daba miedo que fueran dos discursos diferentes. Para mí ha habido algo más fundamental: la empatía entre los dos, que ha surgido de manera natural. El trabajo entre los dos ha sido muy cómodo, muy feliz. A los dos nos encanta estar bien, somos hedonistas », ríe.

El disco tiene algo de desnudez, de esencialidad . «En este programa era necesario. Apenas hay nada rebuscado -dice Fahmi-, su mensaje es claro y es todo transparente ». «Y en cuanto a la formación -interviene la cantaora- queríamos algo que fuera muy íntimo. No nos importaba exponernos; buscábamos esa claridad, esa sinceridad, esa honestidad que da la desnudez. Al principio pensamos en hacerlo nosotros dos solos, pero después pensamos que la presencia de Rahmi y de Agustín iba a sumar muchísimo, y así ha sido».

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