«Los hermanos Karamázov», un viaje al alma humana a través de los tormentos

Gerardo Vera dirige en el teatro Valle-Inclán una adaptación teatral de la novela de Fiodor Dostoievski

Juan Echanove y Marta Poveda, en un momento de la función SERGIO PARRA

JULIO BRAVO

Corre una particular corriente eléctrica entre los miembros del reparto y el equipo artístico de « Los hermanos Karamázov », la adaptación de la novela de Fiodor Dostoievski que se estrena hoy en el teatro Valle-Inclán , dentro de la programación del Centro Dramático Nacional . No se puede explicar de otro modo el estado de excitación que envuelve desde hace semanas a todos los que intervienen en este montaje. Juan Echanove , que encarna al patriarca de esta brutal familia, lo expresa así. «Los actores estamos embarazados de nuestros personajes; se nos nota en el brillo de nuestras miradas».

Gerardo Vera dirige (y es el autor de su escenografía) esta función, a partir de una adaptación de José Luis Collado -una «destilación», la llama-. Completan el equipo artístico Juan Gómez-Cornejo (iluminación), Alejandro Andújar (vestuario) Luis Miguel Cobo (música y espacio sonoro) y Álvaro Luna (videoescena). Y en escena están, junto a Echanove, Óscar de la Fuente, Fernando Gil, Markos Marín, Antonio Medina, Antonia Paso, Marta Poveda, Lucía Quintana, Chema Ruiz, Ferrán Vilajosana, Eugenio Villota y Abel Vitón .

Fuego, piel y esencia

Los agradecimientos y las flores entre intérpretes, habituales en las presentaciones de los montajes teatrales, tienen esta vez un tinte diferente. Marta Poveda , que asegura que la experiencia del proceso de ensayos le ha mejorado la vida, lo resume así: «Es muy especial cómo nos hemos adentrado en el lado oscuro de la vida , del que habla esta función, desde la luz de la compañía», y habla de una función que llevan en las venas y en la que hay «mucho fuego, mucha piel y mucha esencia ».

En términos similares se expresan Óscar de la Fuente -«en esta función hay que dejarse el alma; si no, no llegas»; Fernando Gil -«me ha cambiado la forma de entender el teatro»- o Ferrán Vilajosana -«cuando hacemos “Los hermanos Karamázov” nosotros salvamos vidas».

La catalizadora de estas emociones es una historia de miseria humana que Gerardo Vera define como «un viaje del alma a través de los tormentos, un shock literario-dramático-político-emocional», y José Luis Collado califica de «monumento a la compasión humana ». «Es una función que duele -dice el adaptador, pero que reconfortará al público».

Última novela de Fiodor Dostoievski , su autor la concluyó tres meses antes de morir, en 1980. Está ambientada en la Rusia del siglo XIX , caldo de cultivo ya para la situación social que desembocaría en la Revolución de 1917,

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