«El gallo de oro», una sátira política con apariencia de cuento

El Teatro Real presenta la última obra de Rimski Korsakov, escrita en contra del Zar Nicolás II

Una escena de «El gallo de oro» Matthias Baus
Julio Bravo

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La matanza que llevó a cabo la Guardia Imperial rusa en San Petersburgo en enero de 1905 fue el detonante para que muchos intelectuales dedidieran enfrentarse al zarismo. Entre ellos se encontraba el compositor Nicolai Rimski-Korsakov , que tras ser destituido de su cargo de director del Conservatorio de San Petersburgo por apoyar las protestas contra el Zar, comenzó a componer una ópera, «El gallo de oro» , basada en un cuento de Pushkin. El compositor murió antes de que la ópera llegara a estrenarse, en 1909.

El Teatro Real presenta « El gallo de oro » a partir de mañana, día 25, en una nueva producción en la que participan también el Théâtre de la Monnaie , de Bruselas, y la Opéra National de Lorraine de Nancy. La dirección de escena es de Laurent Pelly y la dirección musical de Ivor Bolton . Dmitry Ulyanov, Alexey Tikhomirov, Sergei Skorokhodov, Boris Rudak, Alexey Lavrov, Iurii Samoilov, Alexander Vinogradov, Olesya Petrova, Agnes Zwierko, Alexander Kravets, Barry Banks, Venera Gimadieva, Nina Minasyan y Sara Blanch componen el reparto.

Dice Joan Matabosch , director artístico del Teatro Real, que la dificultad de la puesta en escena radica en que es una feroz sátira política sin dejar de ser un cuento. Laurent Pelly afirma a este respecto que siempre le han gustado las obras que tienen una doble lectura y una doble interpretación. De «El gallo de oro» dice que, «es una obra muy subversiva sin dejar de ser en ningún momento un cuento infantil, que comienza siendo una obra muy divertida para ir convirtiéndose en una historia sombría ». Reconoce que descubrir esta ópera le produjo un shock: «hay algo mágico en ella; es teatro cantado, la música es extraordinaria y parece como si Rimski hubiera escrito las imágenes».

El compositor, dice Pelly, tuvo un gran atrevimiento al escribir esta obra en la que se rió abiertamente del Zar Nicolás II . «¿Qué pasaría -se pregunta el director de escena- si hoy alguien compusiera una obra burlándose de Trump o de Putin ?» El miedo, añade Pelly, es el elemento que atraviesa toda la ópera. «Todos tienen miedo y ello conduce al caos».

Tanto Matabosch como Pelly coinciden en señalar que las críticas de Rimski se dirigen tanto a los zares como al pueblo. « Muestra el mismo desprecio por ambos -explica Matabosch-; el zar Dodón reina sobre un rebaño de corderos que están dispuestos a dejarse inmolar sin saber ni el motivo. Parece inquietante que esta obra sea al mismo tiempo una intuición brillante de la desaparición del régimen zarista, y anuncie también esa pasividad del pueblo que se confirmará históricamente con su sumisión al nuevo régimen surgido de la Revolución de 1917». Y Pelly añade: «La ópera de Rimski-Kórsakov es, ante todo, una carga contra la autocracia , el despotismo y la estupidez. Pero la ópera es también una fábula sobre el perjurio y la mentira».

Una gran cama, en la que el zar Dodón sueña (hay un importante componente erótico en la obra) domina el escenario en esta producción de una ópera que según Ivor Bolton , el director musical, «muestra la visión de futuro que tenía Rimski y su categoría como orquestador»

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