Frida Kahlo se muda a Galicia
La actriz Elena Lombao interpreta el monólogo «Sufrida Calo» los lunes en los teatros Luchana
Elena Lombao , actriz con dos décadas de experiencia en Las Grotesqués , se encontró con Sufrida Calo por casualidad. «Fue en plena crisis... Se habían caído toda la gira de la compañía y yo había tenido incluso que dejar la casa y había encontrado refugio en casa de unas amigas. Tenían un rincón muy mexicano y yo llevaba un vestido de flores. "¡Qué mexicano!, me dijeron". Yo me pinté y con acento gallego les contesté: "¡Soy Sufrida Calo"».
Así nació el personaje que posee a la actriz todos los lunes en los teatros Luchana . «Lo primero que hice fue dar concertillos en bares de rancheras -que yo no había cantado nunca- con el personaje, que habla en gallego , y empecé a escribir la historia del personaje: por qué se parece a Frida, qué es lo que le ocurre; me leí todo lo que encontré de Frida Kahlo . Y cuando leí su diario, me sentí totalmente identificada con ella. Era mi propio diario. Es muy emocional, muy del alma, y sus dolores eran muy parecidos a los que yo tengo».
Y todo, relata Elena Lombao, se fue cociendo de manera natural, tras muchas horas de trabajo , muchos monólogos escritos, muchas vueltas al personaje. «Tengo muchos textos que no están incluídos en la función, mucha historia que no se ve».
Qué contar
Apareció Borja Echevarría , co-dramaturgo y director de la función, «que puso orden en mi caos», en palabras de la actriz. «Estuve dos años y medio escribiendo hasta que me encontré con Borja y decidimos tirar adelante. Me ayudó a trabajar la estructura ». «Básicamente -interviene el director- había que definir qué queríamos contar, que es lo más complicado. El personaje ya existía, pero teníamos que saber cuál sería su camino».
Sufrida Calo es de un pueblo de Galicia y se parece a Frida Kahlo (el por qué se desvela al final de la función). «Sufrida es una inadaptada -dice la actriz-; una soñadora a la que no le han ido bien las cosas en el pasado, no le van bien en el presente ni le van a ir bien en el futuro. Pero ella tiene esperanza , porque lo próximo sí le va a salir bien. Algo va a pasar. Ella cuenta al principio que aprendió a trepar a los árboles para pasar desapercibida, porque es coja y en el pueblo se ríen de ella. Pero al mismo tiempo se viste de colores para no desaparecer del todo, y aprende a cantar para que no la vean llorar».
Una perdedora
Sufrida Calo es una perdedora , y al público le gustan las historias de perdedores. «El público se siente aliviado al ver que alguien lo pasa peor que él -cree la actriz-. Esta es una sociedad en la que el éxito es una presencia constante, y si no has hecho determinadas cosas eres un fracasado. Yo no creo que seas un fracasado si no has llegado al listón que pone la sociedad. No me interesa nada este listón. Es fácil que, si lo idealizas, te sientas fracasado. Y mucha gente siente el fracaso en las entrañas de una manera brutal, y es una pena. Porque hay mucho talento humano y artístico que está bloqueado porque hay otro que dice que no, que no has llegado».
Hay mucha presión con el éxito, añade Elena Lombao . «También en mí. Quizás por eso nació Sufrida, porque yo estaba en un momento de crisis. Llevaba quince años con mi compañía, llenando nuestros espectáculos en el Alfil ... Cuando llegó la crisis, yo pensaba que los teatreros con una larga carrera aguantaríamos. Pero fuimos los primeros que caímos ; y en ese momento pensé mucho en el fracaso, en lo que no depende de ti... Pero yo quise seguir haciendo aquello en lo que creo, aunque no es fácil».
Terapéutico
Y «Sufrida Calo» ha sido, como lo es tantas veces el teatro, terapéutico para Elena Lombao. «Mucho... Todo el que escribe deja cosas ahí, o porque las evita o porque las quiere plasmar. La creación es muy visceral , salvo cuando hay fórmulas... Pero hasta las comedias de entretenimiento han de tener algo de uno mismo».
Sufrida Calo es «toda yo», sigue. Incluso ayuda a liberar los secretos que uno tiene y el personaje se convierte en un parapeto detrás del que se refugia el actor. «Completamente. Sufrida Calo es una máscara maravillosa. Yo no lo había vivido tan intensamente nunca. Cuando me pinto la ceja y empiezo a cojear me transformo, y ella dice cosas muy sinceras con las que la gente se podría sentir ofendida, pero al decirlas el personaje no lo hacen. Y no es que sea impertinente o borde; es natural ».