Dos feministas en el lado Oeste
Silvia Álvarez y Talía del Val son las protagonistas femeninas de «West Side Story», cuya producción madrileña ha llegado a las doscientas representaciones
El 26 de julio de 1957 se estrenaba en el neoyorquino Winter Garden Theatre uno de los más grandes musicales de la historia: « West Side Story », con música de Leonard Bernstein , libro de Arthur Laurents y letras de Stephen Sondheim . Estuvo cerca de dos años en cartel; la producción española que se representa actualmente en el Teatro Calderón de Madrid no lleva ese tiempo, pero acaba de celebrar las doscientas representaciones. Inspirado en el «Romeo y Julieta» de Shakespeare y situado en el Nueva York de las bandas callejeras de los años cincuenta, sus protagonistas femeninas son dos mujeres sometidas en principio a las normas que dictan los hombres pero que, ante las dificultades, exhiben carácter y saben ser líderes. María y Anita, hermana y novia respectivamente de Bernardo, el líder de los «Sharks», una banda puertorriqueña, están encarnadas respectivamente por Talía del Val y Silvia Ál varez.
Noticias relacionadas
«Anita es una mujer pasional y con mucho carácter y mucha confianza en sí misma -explica Silvia-; y aunque es tradicional, está conforme con las costumbres de su tierra y su cultura, a su manera es una mujer avanzada y feminista. Dice lo que piensa , pelea por su derecho a salir y a divertirse y defiende que las mujeres tienen sus necesidades y deben actuar por sí mismas, no solo como las “mujeres de”. El número “ América ”, que hacemos solo las mujeres, como se hacía originalmente en Broadway, tiene un significado diferente a si se hace con los chicos como en la película».
Es especial, dice Silvia Álvarez, su relación con María, « llena de amor», el sentimiento que sobrevuelta todo el musical . Y la intérprete de María, Talía del Val, dice de su personaje que «es contrapuesto a Anita; ha estado siempre muy protegida, tiene un punto más romántico y soñadora. Pero cuando la situación se tuerce, pasa de cero a cien porque no tiene apenas experiencia en la vida. Ella opta por el amor, pero lo hace hasta puntos insospechados; hay días en que me cuesta defenderla. En ocasiones, en la escena en que María insiste en defender a Tony a pesar de haber matado a su hermano me siento incómoda de alguna manera. Hay que entenderlo como una mujer que cree que el amor lo puede todo; es muy positiva y tiene mucho aguante».
Las dos mujeres tienen algo de símbolo . «Sobre todo para su época -dice Talía-. Mi madre, la única niña de cinco hermanos, y la pequeña además, me decía tras ver la obra que había momentos en que me sentía reflejada especialmente por la sobreprotección por parte del hermano mayor». Les ha costado, confiesan, comprenderlas. «Es nuestro trabajo como actrices, pero sí, es difícil... -reconoce Silvia- Cuando Anita le dice a María que tiene que casarse con Chino, el chico que ha elegido su familia, me cuesta entender que siendo feminista y abierta como es acepte las normas sociales de aquel momento. Pero hay que entrar y entender que estamos en esa época».
La partitura de Leonard Bernstein es una de las más aplaudidas dentro del teatro musical del siglo XX. «La música expresa muy bien el carácter de los personajes y las situaciones por las que pasan. Mis momentos más románticos, por ejemplo, son más ligeros, más delicados ; prácticamente una ensoñación. Pero el dúo entre María y Anita, que llega en un momento muy dramático, es desgarrado. No piensas en lo lírico ni en colocar la voz, es casi como un texto hablado. La música te ayuda a colocarte en el personaje ».
No es tan frecuente encontrar en el teatro musical personajes de tanto calado como en «West Side Story». «Es un gusto poder hacer esta función -dice Silvia-, porque a mí, por ejemplo, me permite desarrollarme como cantante, como bailarina y como actriz . El trabajo emocional que me exige Anita es muy grande, es un personaje que hoy en día, seis meses después del estreno, todavía estoy descubriendo y entendiendo. Ponerse en la piel de alguien diferente a ti, comprender sus puntos de vista y sus motivaciones, es algo que tal vez no hagamos en la vida real, y es un ejercicio fascinante . Pasar en dos horas por todo lo que pasan Anita y María nos enriquece como personas».
«Si lo lleváramos al piano, nuestros personajes abarcarían varias octavas -añade Talía-. Muchas veces pienso al empezar la función que María en ningún momento se plantearía que iba a terminar con una pistola en la mano, sería lo último que pensaría. Y para llegar a ese punto el personaje pasa por tantas cosas...» «Es que el hecho de que una mujer con esa ilusión, esa inocencia y esas ganas de cambiar el mundo como María -interrumpe Silvia- llegue a empuñar una pistola y diga: “he aprendido a odiar como vosotros” me parece algo tremendo».
Amar el personaje que se interpreta implica dejarse impregnar de algún modo por él , asegura Silvia Álvarez. «A mi la fuerza, la alegría y las ganas de vivir que tiene Anita se me han contagiado, aunque haya días y días... Y también aprendo de su capacidad de escucha, de estar con el otro, de apoyarse». «Hay obras del teatro musical más livianas -añade Talía del Val-, pero “West Side Story” cuenta una verdadera tragedia, y para poder hacerla todos los días hay que buscar métodos para encontrar las emociones; hay escenas en las que tienes que llegar a cien en un instante. Los personajes te hacen abrir una caja de Pandora que puede ser peligrosa . No se trata de llorar solo porque el libreto dice que tengo que llorar; es imposible no sentir lo que siente el personaje, pero para hacerlo a diario tienes que saber escapar enseguida».