La familia de todos

Una escena de «Otoño en abril» CDN
Julio Bravo

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El tejido teatral español en los últimos años debe mucho a compañías como La Belloch, capitaneada por Carolina África . En esta «economía de guerra» en que está viviendo el teatro en nuestro país -es mejor no imaginarse lo que pasará en los próximos meses-, grupos como éste y autores como ella han mantenido el pulso de la creación y de la producción (precaria, pero producción al fin y al cabo). Por eso es de justicia, además de ser una alegría, que puedan pisar un escenario como el teatro María Guerrero, uno de los grandes templos del teatro español. Lo han hecho con « Otoño en abril », un texto escrito al amparo de las becas de creación de El Pavón Teatro Kamikaze. Se trata de la continuación de una aplaudísima obra anterior de la propia autora: «Verano en diciembre».

Carolina África recurre a un tema inagotable, inabarcable, imperecedero y absolutamente universal: la familia. Y lo hace -aunque ella ha confesado que no de forma consciente-a través de un formato muy en boga ahora: la autoficción. La autora nos presenta a cinco mujeres, la madre y sus cuatro hijas (una de ellas ausente, a la que conocemos únicamente por una videollamada). El nacimiento del bebé de una de ellas desencadena la acción (Carolina África empezó a escribir la obra embarazada). Son -o quizás no- la familia de la autora, pero ésta tiene el talento y la habilidad de convertir a estas mujeres en la familia de cada espectador a través de situaciones absolutamente cotidianas y de personajes completamente reconocibles. Las peleas, las frustraciones, las manías, las diferencias, las envidias, los reproches, los sueños... Todo aparece en esta familia universal (que en algunos momentos llega más seguramente a las espectadoras que a los espectadores) que, en algún momento de nuestras vidas, ha entrado en nuestra casa.

Carolina África cuenta la historia con fluidez, sinceridad y naturalidad (aunque hay momentos, especialmente los oníricos, que hacen cojear fugazmente la estupenda función); y con sinceridad y naturalidad actúan las también las cinco actrices, instrumentos afinados con el diapason que pide la autora y directora.

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