CRÍTICA DE TEATRO

«El éxtasis de los insaciables»: ceremonia de la degradación

Réplika Teatro presenta un espectáculo sobre textos dramáticos de Stanisław Ignacy Witkiewicz

Una escena de «El éxtasis de los insaciables» ABC

JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN

Stanisław Ignacy Witkiewicz (1885-1939), conocido como Witkacy, fue un polaco raro, anticipador, excéntrico, desmesurado. Narrador, dramaturgo, fotógrafo, pintor, filósofo… Un estajanovista de la actividad creadora y el pensamiento que completó una obra sulfúrica y diversa, exploradora de límites. En su voraz quehacer plural tuvo cabida desde participar como pintor y fotógrafo en una expedición por Australia y Ceilán con el antropólogo Bronisław Malinowski a ser animador del movimiento formista, una suerte de expresionismo polaco a partir del cual elaboró sus complejas teorías artístico-metafísicas sobre la Forma Pura, donde habita la esencia del arte.

«El éxtasis de los insaciables» (***)

Espectáculo realizado a partir de textos y material dramático de Stanisław Ignacy Witkiewicz. Dirección

dramaturgia

Un ideario –según palabras del historiador de la literatura polaca Janusz Degler – «anti-naturalista, anti-psicologista y anti-simbolista» y reivindicador del misterio, que puso en práctica en la treintena de obras que dejó escritas. «Los pragmáticos», «La gallina acuática», «El loco y la monja», «La obra sin nombre», «Sonata de Belcebú» y «Los zapateros» son algunas de ellas, en las que los especialistas, atisban elementos que adelantan la mueca helada y la angustia risueña del teatro del absurdo.

La sala Réplika propone una aproximación al universo Witkacy a partir de diversos textos del autor cocinados por Mikołaj Bielski , que ha titulado este espectáculo «El éxtasis de los insaciables», aludiendo seguramente a «Insaciabilidad» (1930), la obra maestra novelística del desmedido polaco que dibuja la atmósfera de podrida decadencia en la que se cuece el fin de una época y repasa algunos de los grandes temas del siglo XX como el envilecimiento social, la intolerancia fanática y la degeneración del arte.

«El éxtasis de los insaciables» se ajusta a la calificación de «cabaret metafísico», como ha sido definido el teatro de Witkiewicz, donde lo dramático y lo grotesco conforman una misma ecuación escénica. El argumento presenta a un aristócrata esquizoide ( Raúl Chacón ) que expele a todo meter sus teorías sobre la vida mientras lleva ante su madre ( Socorro Anadón ) a su prometida, una prostituta ( Eeva Karoliina ) que acaba de conocer y que mantiene relaciones con otro noble ( Malcolm Sitté ). Bielski plantea una ceremonia de la degradación presentada con aires de fiesta «rave» y mecida por los sonidos hipnóticos del trío ErRor Humano, un fascinante ritual del extrañamiento servido por unos actores entregados.

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