Juan Ignacio García Garzón
Eximia

A veces no hay más remedio que recurrir a algunos binomios amasados con la harina del tópico. El calificativo eximia va casi indisolublemente unido al sustantivo actriz. Y ya me dirán ustedes si hay muchas actrices, españolas o de fuera, que puedan lucir con tanta naturalidad y justicia la vitola de eximia como Nuria Espert , la respetadísima (y entrañable) gran dama de nuestra escena , galardonada ahora con un premio de enorme relevancia, que reconoce su trabajo y su talento, y también, si me lo permiten, la importancia cultural y social de esa ilustre fregona que suele ser en los afectos de los próceres políticos el teatro.
Una actriz de raza, como Nuria , lo es hasta el último de sus días. “Sigo aquí y seguiré aquí mientras mis facultades aguanten , persiguiendo el pequeño ‘it’; buscando, atormentándome”, afirma en el primer capítulo de sus memorias, escritas junto al estupendo Marcos Ordóñez. Y, afortunadamente, ahí la tenemos, como monumental “Rey Lear” hace pocos meses o protagonizando la estremecedora “Incendios” después del verano, si no estoy mal informado. ¡Qué lujo poder disfrutar de una actriz así!
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