Edith Piaf, 'Titanic' o la 'Mona Lisa' se mezclan en la coctelera de 'El transformimo'
El artista hispano-argentino Martín Kent se presenta por primera vez en Madrid con su galería de personajes
A Clark Kent le bastaban unos instantes y la intimidad de una cabina para transformarse en Supermán. Martín Kent precisa de entre tres y diez segundos y un escenario para convertirse en Edith Piaf , Lady Gaga , Bette Davis o en el mismísimo transatlántico 'Titanic'. No es casualidad que compartan apellido; cuando Martín Miguens Latorre decidió dedicarse al espectáculo, su pasión por el súperheroe le llevó a adoptar el nombre artístico de Martín Kent.
Martín Kent nació en Buenos Aires , vive en Altea (Alicante) y su espaldarazo definitivo lo consiguió en Edimburgo . Ahora se presenta en Madrid (en el Teatro Soho Club , en la Plaza de España), una ciudad que hasta ahora no lo había acogido. «Estoy muy feliz. Es una responsabilidad muy grande, pero tengo muchas ganas; hace años que quiero presentarme y no podía, y ahora con la pandemia he podido parar y prepararme. Lo quiero hacer bien».
El título del espectáculo, ' El transformimo ', es una declaración de intenciones de lo que presenta Martín Kent, que se transforma en el escenario en personajes como Edith Piaf, Lady Gaga, Elton John o Florence Foster Jenkins y parodia películas como 'Titanic', 'The Queen', 'El exorcista' o 'Sister Act'.
'Es un espectáculo complejo, pero es solo la mitad del espectáculo grande. Nada más pongo en escena veintiún personajes', explica Martín Kent, que añade que emplea «un lenguaje muy universal». Se confiesa muy británico al seguir la estela de cómicos como Benny Hill . «El slapstick es lo que más me fascina -continúa-. Sin darme cuenta, estoy creando escuela de un género diferente de lo que es el transformismo y de lo que es el mimo; de ahí el título, 'transformimo'. Cojo elementos del expresionismo alemán, que es lo que me ha marcado en mi infancia, el maquillaje es kabuki... Hay una mezcla entonces entonces del expresionismo. el slapstick, el absurdo, la comedia del arte... tomo elementos del transformismo, pero del auténtico, del de Leopoldo Frégoli , no del que hay ahora... ¿Qué soy? Por eso me inventé este nombre. Algo nuevo».
Asegura Martín Kent que su espectáculo gustará o no al público, pero lo que sí le ofrece es algo nuevo. Toma un icono y lo convierte en una performance. «Es un recorrido prorl rock, el pop, el cine, el circo. Si hubiera que definirlo, es como el viejo circo de Barnum de variedades y de freaks ...»
Para pasar de un personaje a otro (de un bebé a Edith Piaf, por ejemplo) emplea entre 3 y 10 segundos -el espectáculo dura 75 minutos- y algún truco -«pero no de magia», aclara-. «El slapstick es uno de los géneros más difíciles de interpretar, porque tienes que hacer reír muchísimo y a golpe de efecto». Es un reloj que requiere de una gran concentración.
Aunque se nutre mucho de lo que llama su ' escenografía viviente ', la columna vertebral de su trabajo es su escuela de mimo. «En Edimburgo, por ejemplo, tengo público de todo el mundo, y he trabajado mucho la expresión corporal para que pueda entenderme todo el mundo a través de las emociones». Afortunadamente, el humor es cada vez más universal, lo que le ayuda a comunicarse. Por contra, dice, «hay mucha gente que no sabe quién es Edith Piaf».
No se avergüenza de usar la palabra comercial : «quiero que el espectáculo llegue a todo el mundo, desde el crítico más exigente hasta el espectador algo inculto; que lo disfruten, que se diviertan... Que se olviden de lo que hay ahí fuera»
Para eso, 'El transformimo' usa un poco de pimienta. «Hay cosas picantes, que me dan cierto miedo, porque no sé cómo se van a recibir; ese filo me preocupa un poco. Espero que no ofenda , no es mi intención». Sí quiere provocar. «Me encanta hacerlo, ser políticamente incorrecto -dice Martín Kent-; en estos momentos es más necesario que nunca. ¿Ha visto lo del chico binario que ha denunciado a un conductor de tren por decir solo 'damas y caballeros'? Estamos en un punto de no retorno que si no tenemos el teatro, ¿qué hacemos? La cultura es lo único que nos queda. Todo es ofensivo; en el Festival de Edimburgo está la brigada de lo políticamente correcto, The PC Brigade, que va por todos los teatros... No sabe cómo arruinan espectáculos».