Una compañía de teatro en la cárcel: «Sí, somos presas, pero podemos hacer cosas bonitas»
Teatro Yeses es una compañía profesional que nació en prisión y lleva más de 30 años sobre los escenarios
Todos los salones de actos se parecen. Butacas rojas, pasillo central, gruesos telones que abren la función. También es así el de una cárcel. En el centro penitenciario Madrid I Mujeres no hay muros altos, ni concertinas, pero sí una sala para hacer teatro y, sobre el escenario, seis presas que son actrices . Dirige la escena Elena Cánovas : funcionaria de prisiones jubilada, dramaturga inagotable.
«¡Hermanas!», retumba en el teatro: «Ha llegado por fin la hora del silencio». Las presas ensayan sin vestuario ni atrezo; el patio de butacas está vacío; el escenario, casi a oscuras. La próxima vez que representen esta escena todo será diferente: estarán fuera de la cárcel, en el Corral de Comedias del Festival de Teatro Clásico de Almagro .
La historia de esta compañía supera cualquier ficción que pueda imaginarse. Teatro Yeses nació en una prisión en los años 80, gracias al empeño de una funcionaria que creyó que la cárcel podía ser diferente. Y se subió con las presas al escenario. Más de 30 años después , Yeses es una compañía de teatro como cualquier otra del mundo libre. A pesar de todas las dificultades. Algunas de las presas no habían visto una obra en su vida y, en una ocasión, una interna que no sabía leer aprendió su papel de oído para actuar.
Antes de entrar en la cárcel, Alba nunca se había imaginado formando parte de una compañía de teatro profesional . Lo cuenta sobre el escenario que tantas horas ha sostenido sus ensayos; con la voz pero también con el cuerpo: expresando con las manos una emoción que las palabras apenas pueden contener. ¿Qué ha significado el teatro en su vida? Amor, coraje, compañerismo… «Un poco mirarte con tu dignidad», explica, y las palabras funcionan como un resorte: se yergue, levanta la barbilla, mira al frente. ¿Qué ha significado el teatro en su vida? «Decir: ‘Esta soy yo y puedo alzar la cabeza y mirar al mundo así’» .
Yeses es un viaje de ida y vuelta: de la cárcel a la sociedad, y viceversa. Dentro de prisión, el teatro es una herramienta fundamental para la reinserción de las presas. Sobre el escenario, una forma de acercar la realidad de las cárceles a quienes están al otro lado.
Muchas veces las mujeres llegan a los centros penitenciarios en malas condiciones, desorientadas, con sus vidas como en el aire. El teatro las centra. Las hace capaces y les eleva la autoestima. Las ayuda a afrontar lo que vendrá después. «Soy una testigo privilegiada de ese proceso maravilloso que es ver a una persona progresar», afirma Elena Cánovas, directora de la compañía.
No es la única espectadora. Teatro Yeses ha realizado cerca de 50 obras , con giras por España y actuaciones internacionales . Cuando se suben al escenario, el objetivo es que el público olvide que las actrices son mujeres presas. Que valoren solo el espectáculo. Pero después sí cabe una reflexión, apunta Cánovas: «Esto se ha concebido en una cárcel, las cárceles forman parte de la sociedad , y allí también se hacen cosas importantes».
Las cosas importantes a menudo tienen nombres comunes. «Superar miedos». «Sentirme realizada». «Conseguir un reto que me había propuesto». Parecen frases sencillas, hasta que se pronuncian en el teatro de una prisión . Lo hace Isabel, otra de las mujeres que actúan en la compañía. Para ella, Yeses ha significado un paso adelante. Una superación. «El estar rota por dentro, salir, y hacer tu trabajo». Descubrir que puedes hacerlo. Aunque nunca lo hubieras imaginado. Quizás ese es el trabajo interior que hay que hacer cuando pasas por una experiencia como esta, reflexiona. Levantarte, recuperar tu dignidad. «Con el Teatro Yeses es un paso de gigante».
Esto es lo que tiene que ser la institución penitenciaria, afirma Cánovas. Un lugar donde se les dé la oportunidad que muchas no han tenido en el exterior. Porque el objetivo de la pena es la reinserción , no la cárcel por la cárcel. «Y a todos nos interesa que el tiempo que estén aquí sea un tiempo bueno, para que cuando vuelvan a la calle estén preparadas», concluye.
El aplauso que cierra la función es emocionante. Lo es para cualquier actor, aún más para las actrices Yeses . Algunas no habían pisado antes un patio de butacas. Otras es la primera vez que hacen algo maravilloso para sí mismas, y además pueden mostrarlo a los demás. Mostrarlo para que, desde fuera, «se vea que sí, somos presas , pero podemos hacer muchas cosas, y podemos hacer cosas bonitas », afirma Isabel.