La Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta un Lope de Vega crepuscular
«El castigo sin venganza» es el último montaje de Helena Pimenta como directora de esta institución
Félix Lope de Vega y Carpio tenía sesenta y nueve años cuando escribió « El castigo sin venganza », en 1631; moriría cuatro años más tarde. Y esa pesadumbre crepuscular tiñe la que Helena Pimenta , directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico , considera «la pieza fundamental de la tragedia clásica española del Siglo de Oro». Para la directora tiene también un significado especial este montaje, ya que es el último que hace en la CNTC como responsable de la institución. Cuenta para él con un reparto formado por Alejandro Pau, Fernando Trujillo, Joaquín Notario, Lola Baldrich, Nuria Gallardo, Rafa Castejón, Carlos Chamarro, Beatriz Argüello y Javier Collado . El equipo artístico incluye a Nuria Castejón (coreografía), Ignacio García (selección y adaptación musical), Gabriela Salaverri (vestuario), Juan Gómez Cornejo (iluminación), Mónica Teijeiro (escenografía), Vicente Fuentes (asesor de verso) y Juan Pablo de Juan (asesor de canto). La versión es de Álvaro Tato y el espectáculo se podrá ver en el teatro de La Comedia del 21 de noviembre al 9 de febrero.
«Lope de Vega -explica Helena Pimenta- era en el momento de escribir esta tragedia un hombre atormentado : por su vida, por lo que no había conseguido en ella, y también por los dramaturgos nuevos que había en Madrid, como Calderón de la Barca . En la obra, muy personal, él se defiende de sí mismo y de su vanidad, para conseguir una meditación hermosa e inteligente sobre el bien y el mal, que caminan juntos en esta vida».
«Esta crepuscular tragedia de honor -sigue la directora- oculta una profunda reflexión sobre el poder, la justicia, la responsabilidad, el amor y el deseo, ambientada en el contexto político de las ciudades-estado enfrentadas en la convulsa Italia de finales del quattrocento».
Lope de Vega se inspiró para esta obra en un suceso real protagonizado por Nicolás III de Este, Marqués de Ferrara, Módena, Parma y Reggio ; éste mandó ejecutar a su segunda mujer, Parisina Malatesta, que mantenía una relación con el hijo del noble. «Desoladora, hermosa, magistral -escribe Helena Pimenta en la presentación del espectáculo-, “El castigo sin venganza” nos ofrece un espejo trágico de la condición humana . Obra maestra de la senectud del Fénix, reflejo de su desencanto por la sociedad y el dolor de sus circunstancias personajes y familiares pero, a la vez, audaz superación de un arte destilado y preciso ante la irrupción de los poetas y dramaturgos jóvenes que se van adueñando de la primacía escénica, este canto del cisne lopesco mantiene hoy la implacable vigencia del arte de la tragedia; un lúcido viaje a las sombras de nosotros mismos ».
«Maestría» es la palabra que le viene a la cabeza a Álvaro Tato para hablar de esta obra. « Maestría es la que demuestra Lope en esta tragedia, que es la “ tormenta perfecta del alma humana ”. Lope construye una tragedia que no quiere serlo, en la que aborda la resistencia al dolor de los hombres, algo que habitualmente es una batalla perdida; maestría al escribir uno de los finales más atroces desde el punto de vista de la moral y de la ética. Y maestría por su escritura, porque esta obra es oro molido en cuando a su poesía. Es, de hecho, la más alta poesía española hecha carne».
Sigue el adaptador del texto diciendo que su versión ha querido ser «invisible», y que pretende « mantener la esencia del original lopesco ; hemos recortado varios pasajes y retocado levemente otros para que el espectador contemporáneo pueda comprender de viva voz cada sentido y a la vez sentir la potencia cruda de una trama sintética, áspera, sin concesiones».
Joaquín Notario encarna al duque de Ferrara, el cruel protagonista. «Es un Lope lleno de amor pero también de mucho dolor, de un dolor brutal ; imagino que es la que más le costó escribir, y hay cierto paralelismo entre mi personaje y el propio Lope».
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