«Cien años de soledad», el proyecto póstumo de Tomaz Pandur
El director esloveno estaba trabajando en una versión escénica de la caudalosa novela de Gabriel García Márquez
Tomaz Pandur , fallecido el miércoles durante un ensayo en Macedonia, se encontraba trabajando actualmente en un proyecto que le tenía muy ilusionado: llevar a la escena la caudalosa historia de la novela de Gabriel García Márquez «Cien años de soledad». Había encontrado ya, cuenta Lucía Beviá , manager y gran amiga del director esloveno, el punto de partida.
El proyecto, para el que había encontrado la colaboración de la Universidad de Guadalajara , en México, y que iba a ser coproducido por la empresa española Pentación (que dirige Jesús Cimarro ), el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá e Iberarte (la productora de Lucía Beviá), se estaba desarrollando a expensas de conseguir los derechos para llevar a escena la novela. Ramiro Osorio , que fue ministro de Cultura colombiano y actualmente dirige el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo , en Bogotá, era uno de sus cómplices para lograrlos.
Precisamente, la capital colombiana fue el último lugar en que se vio representado el trabajo de Tomaz Pandur ; allí, dentro del Festival Iberoamericano de Teatro , uno de los más prestigiosos certámenes teatrales internacionales, se estrenó a finales del mes de marzo « Fausto ». Pandur mantiene desde hace años un idilio con Bogotá; allí ha presentado varios de sus espectáculos:«Scherezade», «Infierno, el libro del alma», «Cien minutos», «Medea» y «Fausto»
«García Márquez -decía Pandur- demuestra que tiene un don para mezclar la cotidianeidad con lo milagroso»
«A lo largo de la novela -se explica en el proyecto de Pandur-, Gabriel García Márquez demuestra que tiene un don para mezclar la cotidianeidad con lo milagroso, lo histórico con lo fabuloso, y el realismo psicológico con los vuelos surrealistas de la imaginación. Es una novela revolucionaria que proporciona el reflejo de los pensamientos y creencias de su autor, que optó por dar voz literaria de Latinoamérica : “Una América Latina que ni quiere, ni tiene ninguna razón para ello, ser un peón sin voluntad propia; su búsqueda de la independencia y la originalidad deberían convertirse en una aspiración para Occidente”».
El director esloveno encontró la llave para trasladar la novela a la escena, dice Lucía Beviá, en una frase del libro: « José Arcadio Buendía soñó esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo», e imaginó su puesta en escena en un cubo de cristal y espejos en el que se desarrollaría toda la obra, y que iría variando mediante unas proyecciones. «Dentro del cubo sucedería la magia, y fuera de él estaría la realidad».
Pandur, según su proyecto, pretendía seguir con fidelidad «casi religiosamente devota» la esencia de la novela , su idea fundamental y su pensamiento básico con una puesta en escena y despojada «de todos los adornos retóricos externos», usando el lenguaje escénico y las imágenes del teatro en vivo para volver a contar la historia de la familia Buendia.