CRÍTICA DE TEATRO
«La carta perdida desde los 80»: nostalgia y homenaje a la movida
Ana Graciani es la autora y la directora de la función, que se presenta en el teatro Lara

La nostalgia es un sentimiento tramposo que, como dejó bien sentado Jorge Manrique , suele neutralizar los resortes críticos con una suerte de autocomplacencia empalagosa. «La carta perdida desde los 80» es un espectáculo entregado a la nostalgia, pero oculta una carga amarga en el corazón del caramelo musical que ofrece al público. Un cartel luminoso sitúa el concierto al que asistimos en un bar de Malasaña, el barrio madrileño que fue bastión de la Movida. Un espectadora intempestiva (estupenda Tusti de las Heras ) se hace notar hasta que es acomodada en una butaca colocada sobre el escenario; desde allí descubrirá, oculta en un amplificador, la carta que una madre escribió a su hijo a comienzos de los 80 y que sirve de pretexto argumental para que la función avance, salpicada por canciones de grupos de la Movida y alrededores (Radio Futura, Rubi y los Casinos, Gabinete Caligari, Los Secretos, Alaska y los Pegamoides, Los Zombies, Tino Casal, Antonio Flores, Nacha Pop, Mecano, Tequila, Sabina, Camarón...).
«La carta perdida desde los 80» (***)
Autora y directora: Ana Graciani. Intérpretes: Tusti de las Heras, Ester Fernández, Juan Miguel Valero (guitarra, arreglos y dirección musical), Flavio Barrientos (contrabajo) y la voz en off de Eloy Arenas. Teatro Lara. Madrid.