CRÍTICA DE DANZA
«Yo, Carmen»: Yo, María
María Pagés presenta en los teatros del Canal su nuevo espectáculo, sobre la cigarrera sevillana
El nombre de María Pagés es un sello de garantía para cualquier espectáculo. La artista sevillana es, sin ninguna duda, una de las puntas de lanza del baile flamenco, al que ha dotado de nuevas vías de expresión gracias a su conocimiento, su talento y su falta de complejos. Era inevitable, después de más de treinta años de profesión, que se encontrara con Carmen, un personaje que, a pesar de su origen francés, se ha convertido en uno de los iconos de la cultura española, y especialmente de la flamenca (a ello contribuyó especialmente la ejemplar versión que firmaron Antonio Gades y Carlos Saura , a la que María Pagés rinde un sencillo y bonito homenaje).
«Yo, Carmen» (***)
Dirección y coreografía: María Pagés. Dramaturgia: El Arbi El Harti. Música: Varios autores. Iluminación: Pau Fullana. Vestuario: M. Pagés. Músicos: Ana Ramón
Loreto de Diego
Ha confesado la bailaora y coreógrafa que se resistía a meterse en la piel de la cigarrera ; no terminaba de encontrarse a gusto con la visión del personaje que se había encontrado habitualmente en los escenarios (tanto operísticos como de danza), y no terminaba de encontrar la manera de acercarse a ella.
Finalmente, María Pagés ha sucumbido y ha convertido a su Carmen en la voz de las mujeres que no tienen voz. Ha renunciado la bailaora a contar la historia que noveló Merimée; por el escenario no aparecen Escamillo ni Don José... Ni tampoco Carmen, al menos no la Carmen que le sería familiar al público. No es la historia que María Pagés quiere contar. Ella prefiere fijarse en mujeres de hoy, en madres que ven cómo sus hijos crecen, en mujeres luchadoras, trabajadoras.
Hay un tono general sobresaliente , con la elegancia y la clase habituales en los trabajos de María Pagés, donde ningún elemento desentona dentro del hermoso conjunto. El arranque del espectáculo, con las bailarinas moviendo sus abanicos, el dúo que María baila con una de las jóvenes de su compañía, o el momento en que todas recitan distintos poemas en sus idiomas originales, son momentos que destacan por su gran belleza , siempre con la música de Bizet como acompañamiento. Las luces y el vestuario contribuyen a mantener el nivel de este excelente espectáculo .