«Blackbird», de David Horrower: poética más allá del horror

Irene Escolar y José Luis Torrijo, bajo la dirección de Carlota Ferrer, interpretan en el Pavón Teatro Kamikaze esta obra

Irene Escolar, en «Blakbird» Vanessa Rabade
Julio Bravo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El caso de Toby Studebaker , un antiguo marine estadounidense que secuestró -y abusó de ella- a una niña de 12 años inspiró al escocés David Harrower para escribir su obra « Blackbird » («Mirlo», en inglés) en 2005. Irene Escolar , una zahorí constante en busca de textos, descubrió la función y compró los derechos con la esperanza de poder interpretarla en algún momento. «Éste es mi proyecto más personal; significa un paso nuevo en mi carrera». Con el respaldo de la Comunidad de Madrid y de su Festival de Otoño a Primavera (donde se inscribe el estreno), decidió poner en pie la función, en la que quería contar con su amiga, la directora Carlota Ferrer . José Manuel Mora firma la adaptación, en la que la propia Irene Escolar actúa junto con José Luis Torrijos .

«Blackbird» -que tiene, dice Mora, «ecos de tragedia»-, «habla de la condición humana : del deseo, de la pérdida, del amor, del dolor... -dice Irene Escolar-. Cada uno hace lo que puede con su dolor». La actriz, que define el texto como «un combate verbal», está encantada con Una, la mujer a la que interpreta. «Es difícil encontrar un personaje con una psicología tan veraz . Una se ha quedado estancada en el tiempo a causa de una herida». Un personaje, coincide con Carlota Ferrer, para el que hay que abrirse en canal. Añade Irene que «interpretar a alguien que ha pasado por la experiencia que atravesó mi personaje es una gran responsabilidad ».

La obra recrea un encuentro de dos personas, una mujer que aún no llega a la treintena y un hombre varios años mayor que ella, quince años después de que sucediera un hecho, traumático, que les marcó la vida a los dos . El texto sigue la estela de obras como «El maestro constructor», de Ibsen ; «Muerte en Venecia», de Thomas Mann ; o «Lolita», de Nabokov . «El latido de ese encuentro entre un hombre y una niña -son palabras de la directora- llega hasta nuestros días como un eco que no cesa de ser actualizado. Ese eco es el de un juego entre lo real y una poética soterrada, subterránea, que sobrecoge al espectador y entra en contradicción con lo moralmente aceptable y la anagnórisis».

Asegura Carlota Ferrer que el montaje trata de encontrar la poesía dentro de lo cotidiano , la belleza dentro del horror, y para ello ha buscado la complicidad del lenguaje cinematográfico. «La poética plástica eleva el realismo a una zona que ya no está vinculada a lo racional, sino a lo sensorial y lo emocional ».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación