Ternura y caricatura
![Jorge Uson y Carmen Barrantes, en la obra](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2020/09/11/con_lo_bien_que_estabamos_08-kWFC--1248x698@abc.jpg)
«Esperpento musical» bautizan sus responsables este espectáculo, que ha abierto en el Teatro Español esta tambaleante temporada. Hay, y no solo en este emblemático espacio (que por su historia y su señorío ha de servir de ejemplo para otros), un temblor ilusionante y unas ganas de que todo salga bien y el reencuentro de actores y público pueda restablecerse sin interrupciones. Y no es difícil percatarse que sobre el escenario este afán de superación del «miedo al virus» contagia también a los intérpretes, con sus ganas de jugar multiplicadas y la adrenalina insuflando energía a todo el equipo técnico y artístico.
«Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)» es la propuesta de una compañía modesta, Nueve de Nueve Teatro, ejemplo de lo que es gran parte del tejido teatral en España: grupos pequeños que sobreviven a duras penas, que resisten los embates económicos (agravados ahora por las circunstancias sanitarias) y que generan sus propios proyectos a la espera de que alguna Administración decida apoyarlos.
Así ha nacido este montaje, del que es responsable (texto y dirección) José Troncoso: actor, director y dramaturgo que ha mostrado en funciones anteriores (especialmente la magnífica «Princesas del Pacífico») ser una voz singularísima que merece seguirse muy de cerca.
«Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)» es una fábula, un cuentito con el que Troncoso, y con él los actores, muestran su amor por el teatro, por su magnetismo y su poder transformador. Cuenta la historia de un matrimonio de ferreteros, Esteban y Marigel, cuya vida es pura rutina, en la que se encuentran perfectamente a gusto. Hasta que un día llega a su pueblo «el teatro», y sus vidas dan completamente la vuelta.
El montaje de Troncoso explota el aspecto grotesco y extravagante de la historia (que tiene algo de realismo mágico a lo maño), y lleva a sus personajes hacia la caricatura; pero sabe conservar en ellos, y no es poco relevante, la ternura, el elemento que más los humaniza y más los acerca al público. Cuenta para ello con dos intérpretes superlativos: Jorge Usón y Carmen Barrantes, que se entregan sin reservas al juego que les propone el autor-director y sostienen con su trabajo (especialmente el primero) los escasos momentos en que la función flaquea. Y sería injusto no dedicar unas líneas a la música de Mariano Marín (un nombre imprescindible de nuestro teatro), que evoca el cine mudo y transporta a mundos irreales y surrealistas.