«Ben-Hur»: una de romanos y de risa

La compañía Yllana lleva al Teatro Romano de Mérida su peculiar y disparatada versión del mito de Hollywood

Los protagonistas de la versión de «Ben-Hur» de Yllana ABC
Julio Bravo

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Sin duda, uno de los grandes iconos de la época dorada de Hollywood es la imagen de Charlton Heston , látigo en mano, aupado en su cuadriga y tratando de vencer en la carrera a su antes hermano y ahora rival Mesala. «Ben-Hur» es una de las grandes películas de la historia del cine, y ahora el Festival de Mérida la ha convertido en un espectáculo teatral de la mano de Yllana , grupo que en cada nueva propuesta estira sus límites. Eva Isanta, Agustín Jiménez, Elena Lombao, Víctor Massán, Fael García y Richard Collins Moore son sus intérpretes.

Nancho Novo es el autor de la adaptación de la novela de Lewis Wallace (en la que se basó también la película de William Wyler), y que cuenta, como es sabido, la historia, en tiempos de Cristo, de dos amigos separados por su origen (uno es romano y el otro, judío), y a quienes un accidente cambia la vida y los convierte en enemigos. Llevar la historia al teatro, con el precedente de la película —y naturalmente, de la escena de la carrera de cuadrigas— supone un reto mayúsculo, especialmente en el descomunal escenario del teatro romano de Mérida.

David Ottone y Juan Ramos Toro (Yllana) han optado por convertir «Ben-Hur» en una comedia disparatada, casi una parodia, donde los «gags», los juegos de palabras y los chistes se convierten en la espina dorsal de un espectáculo que busca de la manera más descarada y directa lograr la carcajada y la complicidad del espectador.

Confesaba David Ottone tras la conclusión del espectáculo (ovacionado por el público, que prácticamente llenaba el anfiteatro) que la carrera de cuadrigas había sido su primera preocupación, y la primera escena que resolvieron. Proyecciones, una medida coreografía y, sobre todo, grandes dosis del humor gestual marca de la casa solucionan el principal escollo de la función, y la épica es inteligentemente barrida por la comedia.

El espectáculo circula todo el tiempo por el terreno de la chanza y la caricatura, con siete intérpretes que hacen juegos malabares con sus personajes y sus situaciones (hay que destacar a Elena Lombao y Agustín Jiménez dentro del sobresaliente tono general de todos), aunque chirría la moraleja final. «Ben-Hur» ha pasado de ser una de romanos a ser una de risa. Tal vez a Margarita Xirgu, de quién partió la idea del festival, no le gustara. Pero al público del estreno sí.

«Ben-Hur»: una de romanos y de risa

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