Beatriz Argüello evoca a Isadora Duncan

La actriz estrena «Estaciones de Isadora», un espectáculo dirigido por Hugo Pérez de la Pica que aúna poesía, música y danza

Beatriz Argüello, durante un ensayo Miguel J. Berrocal
Julio Bravo

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Isadora Duncan –una de las figuras más trascendentes y decisivas de la danza del siglo XX– se coló en el pensamiento y en la piel de la actriz Beatriz Argüello hace unos años Fue al leer su autobiografía; desde entonces lleva rumiando cómo llevar a escena a esta mujer. Llegó a la conclusión de que para hacerlo necesitaba poesía, y se dirigió a Hugo Pérez de la Rica , al que conoce desde hace años. El resultado del viaje conjunto es «Estaciones de Isadora», un recorrido emocional y poético por la vida y el arte de esta mujer.

No puede faltar la danza. «Yo estudié ballet antes de estudiar arte dramático, pero no soy bailarina ... La historia de Isadora no se puede contar sin bailar, porque ella bailaba hasta cuando no bailaba. En el espectáculo, poesía, danza y música van de la mano; se dan paso unos a otros, y hay momentos en que confluyen las tres en una coreografía con la palabra y el piano en directo». Quiere Beatriz Argüello, además, rendir homenaje desde el teatro a la danza. «Siempre ha sido la hermana pequeña , y el trabajo de los bailarines es tan sacrificado...»

«Vi que Isadora era una mujer que me emocionaba profundamente –responde la actriz al preguntarle qué le llamó la atención de la mítica bailarina–; leía su autobiografía y lloraba todo el rato, tenía una conexión muy grande con su dolor por la muerte de sus hijos –murieron en un accidente de automóvil en París cuando eran unos niños– y con su responsabilidad con el arte. Este tinte revolucionario me fascina, lo mismo que el que supiera ya desde los doce años cuál era su “misión”».

Se refiere Beatriz Argüello a Isadora como una «revolucionaria». «No solo en la danza, sino también en su manera de vivir –estaba en contra del matrimonio, tuvo hijos con diferentes hombres, viajó por todo el mundo...– Era un espíritu libre . La sensación que tengo siempre es de que fue una mujer que se lanzó a la vida y sabía que iba a ser recogida; pero ¿quién se lanza? Es una postura muy valiente y de búsqueda y renuncia constante. Es una de esas personas que abren caminos para que otros los recorran; eso es lo que hacen los verdaderos artistas. En la danza hay un antes y un después de Isadora Duncan ; este arte le debe mucho»,

No pretende la actriz realizar un relato biográfico de Isadora Duncan. «No nos interesaba; Hugo ha escrito un texto prodigioso, tiene una gran sensibilidad y ha captado el legado que nos dejó, y ha ido incluso más allá de la propia figura. Son pinceladas de su vida, de su arte...» No queda apenas testimonios del baile de Isadora –apenas unos segundos de película en la que da vueltas ante el público–, pero a través de las fotografías y las pinturas se ha querido evocar sus posturas y sus movimientos. «La coreografía sí ha querido recoger el quiebro que se observa en todas sus fotografías. Es como si ella hubiera estado bailando su propia muerte –murió estrangulada por el pañuelo que llevaba al cuello al engancharse éste con una rueda del coche en el que viajaba–. Sus escritos sobre danza me fascinaron casi más que su autobiografía, y ahí está condensado su arte y sus teorías. Son muy poéticas e impulsivas, no son estructuradas, pero es muy minuciosa ; visualizaba mucho la naturaleza, y hay muchos datos que nos han permitido crear la coreografía».

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