Dos ancianos en apuros
Juan José Campanella , Luis Brandoni y Eduardo Blanco son tres motivos más que suficientes para ir al teatro con entusiasmo; en el caso del primero, con curiosidad también, porque si en cine es un director tan premiado como aplaudido, en el teatro es un novato. Brandoni y Blanco son dos de los más relevantes actores argentinos, lo cual, teniendo en cuenta la exuberante calidad media de los intérpretes de aquel país, dice mucho de ellos.
Precisamente porque las expectativas resultan especialmente altas -hay que sumar las palabras de Campanella, que aseguraba que la obra de Herb Gardner era la mejor que había visto nunca-, este «Parque Lezama» deja un poco frío, aunque el público del estreno recibió la función con una ovación únanimemente puesto en pie. Hay demasiada morosidad en algunas escenas lo que, unido a un lógico estatismo de la acción (los dos ancianos no están para muchos trotes), lastra el ritmo de la función.
Precisamente porque las expectativas resultan especialmente altas –hay que sumar las palabras de Campanella, que aseguraba que la obra era la mejor que había visto nunca–, este «Parque Lezama» deja un poco frío, aunque el público del estreno recibió la función con una ovación únanimemente puesto en pie. Hay demasiada morosidad en algunas escenas lo que, unido a un lógico estatismo de la acción (los dos ancianos no están para muchos trotes), lastra el ritmo de la función. No obstante, la historia crece con el transcurso de los minutos y ofrece momentos de risa y de emoción.
Luis Brandoni y Eduardo Blanco -sobre todo el primero-tienen una extraordinaria capacidad comunicativa y llenan de personalidad y calidad sus interpretaciones, que van de menos a más; de sus compañeros de reparto (con breves intervenciones) destacan la fragilidad de Luz Cipriota y la perplejidad de José Emilio Vera .