Crítica de teatro musical
«Anastasia»: Broadway está en la Gran Vía
Exitoso estreno de un musical con todos los ingredientes para entretener y emocionar
Hace tiempo que Broadway no es una galaxia muy muy lejana. Y al decir Broadway quiero decir una forma de entender el espectáculo basada en la calidad formal, el derroche de imaginación y la diana puesta en los sentidos del público. El teatro debe conmover y sacudir , pero también sorprender, y el mundo del espectáculo anglosajón ha entendido perfectamente cuáles son las armas que debe emplear para hacerlo cuando se tienen rivales tan poderosos como el cine, la televisión e incluso los videojuegos.
Lo primero, claro, es la historia. Sin ella, la más brillante de las partituras y el más monumental de los montajes se quedan en fuegos artificiales. Y la historia de «Anastasia» , el musical que acaba de estrenarse en la Gran Vía , es una fábula con todos los ingredientes para entretener y emocionar (incluido el edulcorante, a veces usado en exceso). Pero se nota la mano de ese magnífico dramaturgo que es Terrence McNally , que ha retocado la historia de la película de animación (base del espectáculo teatral) suprimiendo el fantasmagórico personaje de Rasputin e introduciendo a un comisario bolchevique (el «malo», pero no tanto, de la función).
Con esta base, la partitura de Stephen Flaherty (con las letras de su colaboradora habitual, Lynn Ahrens) está llena de canciones inspiradas, la mayoría de ellas procedentes de la película de 1997: son números evocadores como «Una vez en diciembre», chispeantes como «Podrás hacerlo» o «París te abrirá el corazón» , y épicos como «Todo por ganar» o, sobre todo, «Viaje al pasado», una de esas canciones que paran el espectáculo («showstoppers», en su terminología).
Una aparentemente sencilla arcada fija es la base de la escenografía, basada en frenéticas, deslumbrantes y ajustadas proyecciones , que junto con algunos brillantes elementos (el tren del viaje de Leningrado a París es una tan imaginativa como habilísima solución escenográfica) y un espléndido vestuario , con algunas piezas verdaderamente impresionantes, configuran un espectáculo magnético.
Contribuye a ello el magnífico reparto, con mención muy especial para Jana Gómez , Anastasia. Es difícil hacerlo mejor: tiene la inocencia, la fortaleza y el carácter que le exige el personaje, una voz arrebatadora y una exquisita línea de canto. Rayan a una altura similar el resto de los protagonistas, de los que es imposible destacar a alguno por encima de los otros.
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