Alicia Alonso: «Por la danza, valdría la pena vivir 200 años»
Tras el fallecimiento de la artista, recuperamos esta entrevista que concedió a ABC en 2011
Muere a los 98 años Alicia Alonso, leyenda de la danza cubana
Alicia Alonso camina con dificultad, apoyada siempre en alguien —la mayoría de las veces Pedro Simón, su marido y su faro desde hace muchos años—. Ha cumplido los noventa años y el cuerpo pasa factura a una mujer que ha estado más de medio siglo calzándose las puntas. Ya no puede bailar, pero sigue diariamente el trabajo de su compañía, el Ballet Nacional de Cuba: las clases, los ensayos, las giras. Y es que, dice tajante, dejar el ballet sería su muerte. Más aún cuando mantiene su chispa, su agudeza mental, su sentido del humor, su inteligencia, totalmente intactas.
—En estos tiempos de globalización, el Ballet Nacional de Cuba mantiene una personalidad muy marcada que lo diferencia de otras compañía. ¿Eso lo da la tierra, se lo ha dado usted?...
—No sé bien qué contestarle, porque no sé quién lo da...Partimos de la seguridad y del respeto que tenemos en Cuba por el ballet, eso le otorga al bailarín una responsabilidad. Hay muchos nuevos talentos, muchachas y muchachos. Yo creo que es el único país del mundo que está produciendo tantos bailarines de ballet. Tenemos muy buenos pintores, escritores, pero el ballet sigue entre las primeras manifestaciones artísticas de Cuba. De un extremo de la isla al otro saben de ballet. No siempre hay que ir al teatro a sufrir. A mí me gusta que la palabra ballet signifique problemas con solución, que uno entre en el teatro y salga sonriendo, salga feliz. He visto gente que ha salido de allí sintiéndose bailarines. Y eso es precioso. Creen que es fácil bailar, que se siente el movimiento... Y me gusta que cuando se ve a un bailarín el público exclame: ¡Qué lindo!... Yo he visto a gente que se han roto un tobillo tratando de imitar los pasos... —ríe traviesa.
—¿Y usted sigue yendo todos los días a la sede, viaja constantemente con la compañía?
—Yo sí.
—¿Y no ha pensado en descansar?
—No, y le voy a decir por qué. ¿Usted ha pensado morirse?
—Todos pensamos alguna vez en la muerte.
—Pero nadie, n-a-d-i-e, quiere morirse. Se piensa en la muerte con horror, es algo natural. Todos queremos vivir. Pues yo, cuando bailo, cuando siento el ballet, estoy viviendo; es algo que estoy dando a la vida, a la gente, es algo que hace que merezca la pena haber vivido, seguir viviendo. Así que vale la pena forzar que siga viviendo doscientos años.
—¿Qué significa su compañía para el pueblo cubano?
—Vaya usted a una función de ballet en La Habana y verá un teatro lleno, lleno, lleno, lleno y con la gente fajándose por las entradas... El ballet gusta mucho, y la gente entiende, los bailarines tienen partidarios.
—¿Y qué cree que ofrece el ballet, qué tiene de especial en comparación con otras artes como el teatro, la ópera...?
—Todas las artes permiten al ser humano olvidarse de los aspectos desagradable de la vida, de los problemas que puedan tener en cada momento... Que se olviden de la guerra, de la muerte, que vean que hay vida y que quieran seguir gozando de ella.
—Usted ha roto muchas barreras políticas y sociales.
—El arte y la ciencia son lo que más une a los seres humanos, porque las dos buscan el bien de la humanidad, no su destrucción.
—¿En tiempos de crisis se necesita más que nunca del arte?
—Necesitamos de todo aquello que nos haga soñar y vivir, y eso lo dan todas las artes.