Algo huele a corrupto en Gran Bretaña
Juan Carlos Pérez de la Fuente dirige «Un marido ideal», de Oscar Wilde
Oscar Wilde estrenó « Un marido ideal » («An Ideal Husband») en 1895. Eran, como dice Juan Carlos Pérez de la Fuente , los «últimos días de gloria del escritor irlandés»; meses después, su relación con lord Alfred Douglas se convertiría en un escándalo que le llevó incluso a los tribunales, donde fue sentenciado y, posteriormente, encarcelado.
«Han pasado 120 años del estreno de “Un marido ideal”. Eran los últimos días de gloria del escritor irlandés. Todo Londres aclamaba al genio. Todo se le permitía. Todo se le reía. Quedan para la historia frases tan provocadoras como ésta: “He puesto todo mi genio en mi vida, y en mis obras solo he puesto mi talento”. “Un marido ideal” es la crónica social, irónica y mordaz de aquel Londres mundano que él tan bien conoció. Y nos llega a este siglo XXI como un bisturí perfectamente afilado para diseccionar este mundo que nos devora».
Son palabras de Juan Carlos Pérez de la Fuente, director de la versión que se presenta esta semana en el teatro Príncipe Gran Vía de Madrid después de varios meses de gira por España. Eduardo Galán firma la versión de la obra, que interpretan Juanjo Artero, Dani Muriel, Candela Serrat, María Besant y Ania Hernández . Pérez de la Fuente ha llevado la obra a la Inglaterra de los años setenta, «que nos permite -dice Pérez de la Fuente- un cierto distanciamiento al tiempo que nos presenta referentes muy reconocibles. The Beatles son uno de ellos, y el creciente feminismo otro».
«De la obra decimos que es una “ comedia dramática ” -señala el director-; y es cierto que tiene mucho humor -también cinismo-, pero ya aborda otros conflictos fundamentalmente políticos. “Un marido ideal” habla de corrupción, de chantaje, de la prensa ; el gran acierto de la versión de Eduardo Galán ha sido convertir a la Sra. Cheveley, que era una mujer diletante, en una periodista nada menos que del “Times”».
Añade Pérez de la Fuente que Wilde «se mete aquí con la clase política con ese afilado bisturí que eran sus palabras. Hay una pregunta que late: ¿ le invalida a un político haber cometido un fallo, un solo fallo pero tremendo, para el futuro ? ¿Le invalida, que es una pregunta aún más terrible, a un ser humano haber cometido una sola falta en su vida? Y ahí aparece una sonrisa llena de cinismo: ojalá nuestras clases políticas hubieran cometido un único fallo». «Es un gran texto -concluye Pérez de la Fuente- lleno de inteligencia y de esa sabiduría propia de Wilde, que nos llega con una frescura extraordinaria».
Asegura el director madrileño que esa pregunta que flota en la función -¿le invalida a un político haber cometido un fallo, un solo fallo pero tremendo, para el futuro?- sí tiene respuesta: «No somos dioses; los políticos nacen de donde hemos nacido los demás, no son extraterrestres . Son seres humanos -con la necesidad de ambición y de poder, está claro-. Si has cometido un error en tu vida hay que analizarlo bien, porque no hay dos casos iguales. Un fallo, si no es una barbaridad, se puede llegar a entender. Lo malo es la reincidencia; ahí hay premeditación».
A punto de cumplirse el centenario de la muerte de Benito Pérez Galdós , Pérez de la Fuente lo compara con Wilde. «Sus respectivos países, España y Gran Bretaña, no se portaron bien con ellos; sin embargo, los británicos han sabido rectificar y hacer lo suyo, pero nosotros no. Es la hora de hacerlo, y en los próximos años habrá otros ejemplos de figuras a las que descubrir y ponernos a la altura».
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