Aitana Sánchez-Gijón: «Serafina es aceite hirviendo que salta en la sartén cuando le echas agua»
La actriz interpreta a la protagonista de «La rosa tatuada», de Tennessee Williams, en el María Guerrero
![Aitana Sánchez-Gijón y Roberto Enríquez, en un momento de la función](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2016/04/29/Aitana--620x349.jpg)
Sin tiempo para hacer la digestión de su manzana de los Max por su «Medea», Aitana Sánchez-Gijón , tiene ya otro personaje que devorar: Serafina Delle Rose -ella lo pronuncia con un acariciador acento italiano-, la protagonista de « La rosa tatuada », de Tennessee Williams , un autor en cuyo mundo, confiesa, se siente muy a gusto. «Lo comprendo bien; es poético y tiene un componente mágico, pero también está pegado a la realidad y crea personajes muy de carne y hueso, que luchan por salir de esas cárceles en las que ellos mismos -o la sociedad en la que viven-, se encierran».
Serafina es una mujer «salvaje» que tiene ecos lorquianos. Como Bernarda , Serafina se encierra al perder a su marido. «Decide por propia voluntad enterrarse en vida. Es una mujer incapaz de elaborar su duelo, que piensa que no va a haber, después de ese hombre, nada que merezca la pena en su vida. Ha orbitado alrededor de ese amor y se ha alimentado de él; ha encontrado una razón de vivir y una dignidad en su vida a través del amor de ese hombre»,
Relación con los hombres
No está sola en esto Serafina. Las mujeres de Tennessee Williams , dice Aitana, «están en mayor o menor medida condicionadas por su relación con los hombres; en el momento en que escribió sus obras, las mujeres no se sentían realizadas si no era a través del amor hacia un hombre. Hoy, afortunadamente, empezamos a desligarnos, aunque somos hijas y herederas de todo eso, y me sorprende ver cómo en las nuevas generaciones sigue muy presente ese ideal romántico o de sumisión, de no anhelar en la vida más que ser feliz con un hombre por encima de todo».
Aun así, dice la actriz, Williams dibuja mujeres «muy poderosas, con un mundo interior muy rico, con potencia y una raíz muy salvaje , que claman por romper esas cadenas; que yo creo, por otro lado, que era lo que le pasaba al propio dramaturgo. Todos sus personajes son un trasunto, un reflejo de lo que era su propia vida y la de sus seres queridos, de sus propias dificultades para vivir su homosexualidad ; a través de ellos manifiesta también sus amores... Y aunque están muy condicionados por la sociedad y por una manera muy conservadora de entender la vida, plantea el conflicto de esos corazones que están anhelando ser libres. La propia Serafina lo está -mucho más que Bernarda, que es una columna de granito inamovible-, y aunque se crea su propia cárcel, en el fondo su ser salvaje está palpitando. Pide a la Virgen que le envíe una señal, en el fondo quiere que le saquen de esa cárcel, porque es una mujer vitalista, enamorada del amor, del sexo, del placer...»
Serafina Delle Rose ha invadido a Aitana Sánchez-Gijón , desbordante al hablar de su personaje, al que define como «una mujer excesiva, que hace mucho teatro, que pasa de cero a cien y de cien a cero sin transición. No conoce los grises. Pasa de la risa al llanto, de la violencia a la ternura, de la desesperación a la esperanza en un mismo segundo». Esa « montaña rusa emocional » ha sido, confiesa, su mayor reto a la hora de afrontar el personaje, aunque la han ayudado sus ancestros italianos.
Deseo femenino
Tennessee Williams también reivindica en su obra el deseo femenino. «A pesar de que escribe personajes que están orbitando siempre alrededor del hombre y de su anhelo, son personajes profundamente libres en su interior; Serafina dice al final que una mujer puede ser igual de fuerte y de valiente que un hombre. Son mujeres poderosas».
« La rosa tatuada » es su segundo Tennessee Williams. Hace unos años fue Maggie en « La gata sobre el tejado de zinc caliente ». «Serafina es otra gata -asegura-; es aceite hirviendo que salta en la sartén cuando le echas agua, está en ebullición. Y Maggie también; en su caso padece de manera pasiva, es la víctima de una situación que no comprende, de una pasión no correspondida ; ella anhela al hombre con el que comparte su vida y él no le devuelve lo que ella necesita. Hay una barrera infranqueable entre los dos. Pero también es una mujer encerrada en otra jaula , que ve mutilada una parte de su vida, de su sexualidad y de su necesidad de amar y de ser amada. La diferencia sería que Maggie lo padece y Serafina lo escoge».
Pasión y vida
Tennessee Williams escribió «La rosa tatuada» en Barcelona, junto al mar, a principios de la década de los cincuenta. «Se acababa de enamorar de un italiano -cuenta Carme Portaceli -, y esa felicidad está en la obra, que habla de la vida, de la pasión y del amor, y de que no podemos sustraernos a la vida». Carme Portaceli es la directora de la producción del CDN que se estrena hoy en el teatro María Guerrero, y cuyo reparto lo componen -además de Aitana Sánchez-Gijón-, Jordi Collet, Roberto Enríquez, David Fernández «Fabu», Alba Flores, Gabriela Flores, Ignacio Jiménez, Paloma Tabasco y Ana Vélez . La escenografía es de Anna Alcubierre , la iluminación de Pedro Yagüe , el vestuario de Antonio Belart , la música y el espacio sonoro de Jordi Collet , y el vídeo de Eugenio Szwarcer .
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