La actriz argentina Mercedes Morán se confiesa
La intérprete presenta en los teatros del Canal el monólogo «¡Ay, amor divino!», escrito por ella misma y dirigido por Claudio Tolcachir
Mercedes Morán es una de las grandes actrices argentinas (una ciudad en la que la interpretación tiene pedigrí y denominación de origen). Pero en esta obra, que se estrenó hace unos meses en el teatro Maipo de Buenos Aires , va más allá: su personaje es ella misma. «“¡Ay, amor divino!” -cuenta la actriz- son pequeñas historias de mi vida, y las cuento “obedeciendo” los consejos de mi amada y admirada China Zorrilla que siempre me decía “ Hacelo como en el living de tu casa, pero más fuerte y sin chocarte los muebles”».
La actriz es, por tanto, la autora de un monólogo en el que cuenta su vida, y que se presenta en los teatros del Canal hasta el 8 de enero. Es su debut como dramaturga, pero ella asegura que « No tiene pretensiones de obra . Yo no quería ser un personaje; el mayor riesgo, y al tiempo el mayor reto, era no vestirme de personaje, porque no quería que fuera un unipersonal convencional».
Para poner en pie este «cuentito», como lo denomina, volvió sus ojos hacia uno de los grandes directores iberoamericanos de nuestros días: Claudio Tolcachir , con quien había trabajado antes en dos ocasiones -en las obras « Agosto » y « Buena gente »-. «Yo siento fascinación por Mercedes Morán, es una actriz maravillosa y una persona de la que deseaba ser su amigo -explica Tolcachir-. Y que me propusiera acompañarla en este viaje es como si Messi me invitara a jugar un partidillo. Mercedes es una actriz con una gran capacidad de transformación, pero aquí se presenta desnuda , con sus propias palabras y su propia voz, con una extraordinaria honestidad y valentía. Es mágicamente humana».
Su papel, añade Tolcachir, «ha sido más bien el de partero . La he ayudado a dar a luz esta criatura, a ocuparme del clima y la contención».
Aunque Mercedes Morán cuenta su propia vida en este monólogo, la actriz confiesa que «en realidad mi intención es que el cuento de mi vida sirva como disparador para que cada uno haga su viaje ; eso hace que sea un espectáculo universal. Mi vida no es extraordinaria».
Tolcachir añade que «hay un nivel de intimidad tal que parece que le habla a cada espectador». «Es como si se lo contara a alguien conocido -tercia la actriz-; se parte de la comodidad y la súperconfianza. Hablo rodeada de amigos ». Y concluye el director: «el público nunca va a ver su intención de hacer reír o emocionarle».
Y esa comodidad hace que este monólogo tenga para ella algo de curativo. «Nunca me subo al escenario con intención terapéutica , pero siempre resulta serlo». Como lo es escribir. «Cuando escribí este texto -relata- era una época en que hacía mucho cine y pensé en hacer un espectáculo unipersonal que dependiera de mí y pudiera mover con facilidad. No encontraba ningún texto que me convenciera, hasta que un día me decidí a escribirlo yo ».