Cristina Castaño: «Cuando estás en el escenario, eres actor, hagas lo que hagas»
La actriz gallega interpreta a Sally Bowles en la nueva producción del musical «Cabaret» que se ha estrenado en Madrid
Dicen que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque se puede cumplir. Hace solo unos meses, Cristina Castaño expresaba en una entrevista su deseo de protagonizar un musical como « Cabaret ». Deseo satisfecho. Hoy, la actriz se sube al escenario del Teatro Rialto para encarnar a Sally Bowles , la estrella del Kit-Kat-Club, ese cabaret del convulso Berlín de los años treinta que imaginara Chistopher Isherwood en su novela « Adiós a Berlín ». Fue su compañero de reparto Daniel Muriel quien se la descubrió, y al libro se agarró para comenzar a escudriñar los rincones de un personaje que tiene, inevitablemente, un nombre propio: Liza Minnelli . Su recuerdo no le preocupa; al contrario, es un reto que la estimula.
-¿Cómo es la Sally Bowles que descubrió en el libro?
-Es una chica absolutamente encantadora. Conquista a todo el mundo. Sabe utilizar todas sus armas y sus herramientas; es muy consciente de su belleza. Representa muy bien la femineidad y la coquetería. Me da la impresión de que se regala mucho a cambio de muy poco; y sin embargo su apariencia es de absoluta felicidad, como si no fuera consciente de ello. Pero viéndolo desde fuera, igual resulta encantadora. Esa imagen me ayuda mucho para atrapar el personaje, para cogerlo para mí y empezar con él.
-¿Es ingenua también?
-Sí, tiene una gran ingenuidad, pero a la vez creo que sabe mucho; puede sorprender con una actitud ingenua, casi infantil, y a la vez hacer un comentariode una persona muy muy vivida, siendo tan joven.
-¿Ella es consciente de lo que está pasando fuera, del terror impuesto por el nazismo?
-Yo creo que sí; es consciente, pero prefiere pensar que no va con ella. No se va a implicar; entonces, ¿por qué se va a meter en lo que sucede? Ella solo quiere seguir con su vida, quiere seguir buscando lo que espera conseguir. Lo que está pasando les está pasando a los demás, ella pretende que no le afecte.
-Pero su propia historia también es terrible...
-Y tanto. Pero es más una historia personal, de mujer.
-Desde «Fama», donde interpretaba a una de las profesoras, lno ha vuelto a hacer un musical. ¿Como intérprete, qué le ve de especial al género?
-Para mí cantar es una maravilla. Yo canto desde niña, me lo pide el cuerpo, y poder hacerlo de manera profesional, y además mezclándolo con la interpretación, es un lujo. A mí en el musical me gusta poder darle una buena interpretación, poder llenar las canciones, los textos, los personajes... Darles la vida que merecen. Y «Cabaret» es un musical muy grande. La historia es tan importante como las canciones; no se puede hacer sin darle el peso dramático que tiene. Me siento muy afortunada de estar en él.
-En un musical, ¿la parte teatral y la musical deben estar a la par?
-La única diferencia entre una obra de texto y un musical es que en aquella no se canta ni se baila. Pero el planteamiento debe ser el mismo. En una canción, el director debe dirigir al actor igual que en un monólogo: diciéndole lo que quiere, de qué manera transforma al personaje esa canción, que se tiene que contar en ella. Y qué se quiere contar con ese número musical. Un buen actor de musical debe llenar cada paso de baile y cada nota con una intención; si no, a mi como espectadora no me interesa. Si un musical no está interpretado, me voy vacía del teatro, porque no me han contado nada. Si lo está, me voy satisfecha, porque me han contado una historia.
-Las canciones de «Cabaret» son todo un lujo en este sentido.
-Son geniales, maravillosas. Para un actor de musicales, poder interpretar «Cabaret» es como para un actor de texto poder interpretar a «Shakespeare».
-¿No cree que habría que empezar ya esa diferencia entre «actores» y «actores de musical»?
-No todos los actores que pueden hacer Shakespeare pueden hacer un musical, porque éste requiere de unas dotes de canto o de coordinación para bailar. Se puede hacer esa diferenciación porque no todos los actores pueden hacer musicales.
-Me refería más en el sentido contrario; el término «actor de musicales» se ve todavía como una categoría inferior, casi como un estigma...
-Forma parte también del tiempo que llevamos en España haciendo musicales. No tenemos una historia larga, nuestros referentes son Londres y Nueva York, y allí hay escuelas de musical que están al nivel de las escuelas de interpretación. En este país, creo que no tenemos eso todavía. Y para hacer musicales se ha recurrido a buenos cantantes que no eran actores o que no habían estudiado interpretación. Por eso existe esa diferenciación y existen esos egos heridos: «yo soy actor de musical, no de texto». Si uno tiene una formación como actor, puedes serlo de todos los géneros. En el momento en que uno se sube a un escenario, es actor; hagas lo que hagas, interpretes una canción o interpretes un texto. Pero creo que es un problema de falta de tradición o de escuelas. Con los años, podremos conseguir lo que hacen en Broadway o lo que hacen en Londres.
-De hecho, la situación no tiene nada que ver a la que existía hace diez años...
-Efectivamente, no tiene nada que ver... Vamos creciendo.
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