Merche Esmeralda vuelve a los escenarios con «Última parada»

Hablar de Merche Esmeralda equivale, en el mundo de la danza española. a hablar de elegancia, de maestría, de señorío. Este fin de semana, la bailaora sevillana vuelve a los escenarios -después de una ausencia de seis años- con «Última parada», un espectáculo de Juana Casado, que fuera alumna de Merche Esmeralda, y que no ha parado de perseguirla hasta que dijera que sí. El espectáculo es, según la directora, «es una reflexion sobre la vida»,enmarcada en nuestra guerra civil; Acompañan a la bailaora el guitarristra Jesús Guerrero y los cantaores Diego «El boquerón» e Inma «La Carbonera», también integrados en la historia.

«Última parada» es solo un título, porque Merche no tiene la intención de que para ella lo sea. «Aunque me queda poco tiempo», dice. «La obra es teatro-danza y, aunque haya cante y baile flamenco, y muy puro además, se cuenta una historia. Por eso me he metido. Yo ya no quiero bailar como antes lo hacía; hay que saber cuál es el momento de dejar de hacer determinadas cosas y centrarse en aquello en lo que todavía tienes algo que decir. Y yo pienso subirme al escenario y luchando siempre que el cuerpo aguante y pueda estar en él con dignidad».

El arte no se va con las facultades físicas. «Lo único que envejece es el cuerpo. La mente está vibrante, como si tuviera veinte años. Pero el arte es como un buen vino; si te tomas un vaso con calma y reposadamente, lo disfrutas mucho más que si te tomas una o dos botellas, que pueden cansarte. Y en el contexto de una buena comida, mejor. Si yo hago arte sola, igual aburro; será mejor si me rodeo de gente que tenga cosas que contar».

Hace seis años decidió «dejar de sufrir, de ponerme nerviosa. No se lo dije a nadie, pero se acabó el baile para mí. En silencio. Yo nací sin “ná”, lo poquito que tengo en la vida lo he ganado a base de esfuerzos. Y no he querido hacer aspavientos al marcharme».