crítica de danza

«Muerte en Venecia»: el magisterio de John Neumeier

El Teatro Real presenta la obra del coreógrafo estadounidense sobre la novela de Thomas Mann, interpretada por el Ballet de Hamburgo

«Muerte en Venecia»: el magisterio de John Neumeier ABC

JULIO BRAVO

Hace algo más de cuarenta años, el estadounidense John Neumeier llegó al Ballet de Hamburgo; bajo su batuta, la compañía alemana se ha convertido en una de las referencias de la danza en Europa, y Neumeier se ha consolidado como uno de los nombres fundamentales de la danza de nuestros días. El Teatro Real -que ya acogió su «Nijinski» hace doce años- ha vuelto a abrir sus puertas a este magnífico conjunto en «Muerte en Venecia», un trabajo de su director sobre la novela de Thomas Mann que Luchino Visconti llevó al cine .

La obsesión de Gustav von Aschenbach, en crisis creadora, por el joven Tadzio, la ha llevado Neumeier a su terreno, y ha convertido al escritor original en un coreógrafo igualmente en crisis -aunque 24 horas antes del estreno aseguraba que no era un autorretrato-. Las mejores virtudes de Neumeier están presentes en este hermoso e inteligente trabajo: la precisión de su escritura, la limpieza de sus movimientos, la claridad de su narración, su dominio de los planos y su extraordinaria sensibilidad. Su lenguaje, fundamentalmente académico, huye de las florituras; es directo y extraordinariamente atractivo, especialmente en momentos como el paso a tres del primer acto o el emocionante dúo de Aschenbach y Tadzio.

«Muerte en Venecia» es también un trabajo profundo, en el que la música cobra un especial significado: Bach sirve para ilustrar la parte creativa (apolínea) de Aschenbach y Wagner para la parte emocional (dionisíaca) del coreógrafo. Neumeier es un maestro a la hora de graduar con la música la temperatura del espectáculo (al que, si algo se le puede reprochar, es una cierta morosidad en la narración),

El coreógrafo cuenta con la complicidad de una magnífica compañía, que aporta al ballet frescura, calidad de baile, entrega y compromiso; comenzando por el esfuerzo de Lloyd Riggins (45 años), bailarín y maestro de la compañía, que interpreta con notable calidad y expresividad a un atormentado Aschenbach.

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