crítica de teatro
«Testosterona»: todo vale en el amor y la guerra
Miguel Ángel Solá y Paula Cancio interpretan esta obra de Sabina Berman, dirigidos por Fernando Bernués
¿Hay comportamientos específicamente masculinos o femeninos más allá de los tópicos en las batallas que nos depara la vida? La escritora mexicana Sabina Berman parece creer que sí y lo subraya simbólicamente haciendo que la protagonista de esta obra se aplique en el cuerpo un gel de testosterona –una suerte de ungimiento con la esencia de la virilidad para ser competitiva en un mundo de hombres– cuando pugna por conseguir la dirección del periódico del que es subdirectora. Dramaturga, ensayista, narradora, guionista y directora de teatro y cine, Berman plantea un conflicto aparentemente esquemático que lleva ocultas varias cargas de profundidad.
En esencia, «Testosterona» desarrolla este argumento: por problemas de salud –le acaba de ser detectado un cáncer–, Antonio debe apartarse de la dirección de un importante periódico, pero antes deberá elegir a su sucesor entre los dos subdirectores del rotativo: Beteta, hombre veterano, práctico, astuto y más temido que respetado, pues llegó a colocar micrófonos en la redacción para controlar a sus subordinados, y Miky, una brillante y solidaria treintañera responsable de la edición digital del diario, en el que comenzó como periodista en prácticas y ha llegado a pulso al cargo que ocupa; fue alumna de Antonio, por el que siente un larvado amor platónico .
La acción se concentra en el despacho del director , desde el que se divisa una amplia perspectiva de la ciudad (muy atinada la amplia escenografía y el audiovisual panorámico). El director comenta a Miky que debe elegir entre ella y Beteta (quien nunca aparece en escena, aunque hace llegar al despacho noticia de sus maniobras para hacerse con el puesto) y así comienza una larga noche , en la que, aislados por la nieve en el edificio, Antonio y la subdirectora dilucidarán sus opciones y sus afectos, descubrirán sus secretos y serán conscientes de que en el amor y la guerra todo vale. Él es quien ofrece a la joven el sobrecito de testosterona sugiriendo que eleve sus niveles de agresividad . La autora resuelve el envite con un magistral giro de contundencia mametiana en el que se perciben ecos del mitológico sacrificio ritual del rey-sacerdote por su sucesor descrito por Frazer en «La rama dorada».
Fernando Bernués dirige la función delicada y matizadamente, sin estridencias, marcando el ritmo y los tiempos de esa larga conversación cuerpo a cuerpo que mantienen los protagonistas. Encarna a Antonio Miguel Ángel Solá , que vuelve a dar un recital de minuciosidad interpretativa y dominio de sus registros como ese hombre enfermo, cansado y un tanto desencantado que conserva un rescoldo de amor y tal vez de esperanza. Paula Cancio le da eficaz réplica como Miky, siempre segura, y tierna o de pedernal cuando debe serlo.
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