CRÍTICA DE TEATRO MUSICAL
«Sister Act»: Monjas con lentejuelas
El musical, con música de Alan Menken, se estrenó en el teatro Tívoli de Barcelona
La presencia de Whoopi Goldberg en Barcelona para asistir al estreno de la producción española de « Sister Act », en el que ella es una de sus productoras (además de haber sido la protagonista de la película que dio origen al musical), otorgó brillo a la velada, y llevó al teatro Tívoli a un público variopinto, desde el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, y el alcalde de Barcelona, Xavier Trías, hasta actores de un espectro muy diferente como Josep María Flotats, Josep Maria Pou, Santiago Segura o José Mota, pasando por personajes como el presentador Jordi Hurtado o la monja tuitera, Sor Lucía Caram, que se encontraba en su salsa.
Lo dijo Whoopi Goldberg pocas horas antes del estreno: « Sister Act » no es una obra que vaya a cambiar el mundo, pero sí es un espectáculo que hará felices a los espectadores durante un par de horas. Amén. No es «Sister Act», ni pretende serlo, otra cosa que un espectáculo entretenido, basado en una historia sencilla, casi una fábula, situada en la Filadelfia de los años setenta, y que cuenta la historia de una cantante de club que es testigo accidental de un asesinato y, para evitar que la maten a ella, se refugia en un convento, donde su llegada supondrá una auténtica revolución.
La palabra entretenimiento está, en estos tiempos, muy deteriorada en el mundo de las artes escénicas, cuando debería ser su principal columna vertebral; no es nada sencillo entretener al público, y menos en una sociedad cada vez más impaciente. Naturalmente, se puede entretener con una tragedia como «Macbeth» y una comedia como «Tres sombreros de copa»; hay espectáculos de entretenimiento buenos, malos y regulares. Y «Sister Act» es un espectáculo excelente. Su música, compuesta por el premiadísimo Alan Menken, es eficaz, trata de recuperar el sabor y el sonido de la Motown y posee dos o tres canciones de gancho. La escenografía (que no puede brillar como es debido en el Tivoli). es funcional, los diálogos divertidos (salvo algún que otro chiste), el vestuario imaginativo y las coreografías dinámicas. El espectáculo, que tarda en calentar motores, sube sin embargo varios grados su temperatura con los magníficos números que protagoniza el coro de monjas, vestido con hábitos que van haciéndose sucesivamente más descabellados y fantasiosos.
La producción española (como buena franquicia, réplica del original) es impecable y está brillantemente montada. A la jovencísima protagonista, Mireia Mambo, que aporta el carisma, la simpatía y la energía -amén de una magnífica voz- al papel de Deloris de Cartier, como la joyería, la acompañan de manera sobresaliente Àngels Gonyalons (una mesurada madre superiora), Fermí Reixach (disparatado monseñor), Silvia Abril (afilada hermana María Lázaro) y Gara Roda (tímida hermana María Roberta), que destacan entre un notable y entregado reparto .
«Sister Act» no es una novela que pueda ganar el Pullitzer o el Goncourt, pero sí un magníficamente encuadernado comic con el que pasar un rato más que agradable, y seguro que el espectador que acuda al teatro sale de la sala con una placentera sonrisa en el rostro.
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