QUÉ PLAN
Tras las huellas de la Reconquista en Sevilla
La Catedral, el monasterio de San Clemente o la Torre del Oro son algunos de los lugares donde se puede revivir el espíritu de San Fernando y sus tropas cristianas
El próximo 23 de noviembre, para el que todavía faltan unas semanas, día de San Clemente, se conmemora un hecho que cambió la historia de Sevilla: en 1248, tras un año y tres meses de asedio, Fernando III Rey de Castilla, y sus tropas, lograron liberar a la ciudad del yugo musulmán y culminar una Reconquista que volvería a traer el cristianismo al territorio hispalense. Más de 700 años después, por los barrios sevillanos aún pueden verse huellas del triunfo del Rey San Fernando, considerado el refundador cristiano de la ciudad y protector de la Sevilla más gloriosa. La primera parada del recorrido para revivir la Reconquista es el Guadalquivir. Sabedor de que la vía naval era clave para cortar los suministros de víveres de la ciudad, Fernando III encargó armar en Cantabria una flota de 16 embarcaciones en las que se enrolaron más de 1.000 hombres. Al mismo tiempo que intentaban dominar el río y sus alrededores, las tropas se instalaron por las inmediaciones de la ciudad.
En concreto, el infante Alfonso se asentó en la Buharia para controlar el sector oriental de la ciudad y los Caños de Carmona, que la abastecían de agua. En la zona de la Puerta de la Macarena, se establecieron las tropas del infante Don Enrique y las órdenes de Calatrava y Alcántara. En las proximidades del arroyo Tagarete se instaló el arzobispo de Santiago. Tras varios meses trabajando por controlar el río, uno de los barcos quebró por la mitad el Puente de Barcas que, según las crónicas, comunicaba el arrabal de Triana con la ciudad, y las tropas cristianas consiguieron llegar hasta la Torre del Oro. En la otra orilla del río, el Castillo de San Jorge, clave durante el asedio, fue cedido por el Rey Fernando a la Orden Militar de San Jorge , patrón de los caballeros y los soldados.
Después de la ruptura del puente, conflicto duró aún numerosas semanas en las que el cerco a la ciudad musulmana se intensificó. Durante todo el periodo de guerra, el Santo Rey no luchaba solo. Había propagado la devoción a la Virgen María por todos los territorios en los que luchó y, cuenta la leyenda, una noche se le apareció la Virgen en sueños y mandó hacer una talla de su visión, que le acompañó en la Reconquista. Era la Virgen de los Reyes . Existe otra versión que dice que la imagen fue donada al monarca por su primo Luis IX de Francia. De una forma u otra, la Virgen de los Reyes se convirtió, gracias al Rey San Fernando, en Patrona de Sevilla . Precisamente la Catedral , donde se venera su imagen, es otro de los lugares donde está más presente el espíritu de la Reconquista y de su artífice, Fernando III. A partir de 1248 se abrió un nuevo capítulo en la historia del templo. La mezquita mayor pasó a ser Catedral y el monarca ordenó que se le añadiese la Capilla Real, donde fueron enterrados su hijo Alfonso X, su primera esposa, Beatriz de Suabia, y él mismo.
El cuerpo incorrupto de San Fernando reposa en una urna de plata labrada que se abre en contadas ocasiones. El día de San Clemente es una de ellas. La Espada Lobera, símbolo de poder del Rey Santo, también reposa en la Catedral y se saca en procesión cada 23 de noviembre. También el Pendón de San Fernando, la bandera que llevaba cuando liberó a Sevilla, forma parte de la conmemoración anual que recuerda la conquista sevillana. Además de aparecer en ependón y en el escudo de la ciudad, la imagen del monarca puede verse también en numerosos relieves, azulejos, retablos y pinturas. Una de sus representaciones más conocidas es la estatua ecuestre ubicada en Plaza Nueva.
La conquista de Sevilla supuso, por otro lado, un antes y un después para la comunidad cristiana , ya que el Rey San Fernando fundó muchas de las parroquias y conventos que visitamos en la actualidad. Uno de ellos es el monasterio de san Clemente, donado a esta comunidad monástica para honrar a la festividad del 23 de noviembre. La parroquia de Santa Ana también fue erigida por orden del monarca y, después, alrededor de ella se articuló el barrio de Triana. Pero no es la única zona que tomó forma gracias al Rey de Castilla. Cuando llegó a la ciudad, encargó al arzobispo sevillano, Don Remondo, la organización de la ciudad en distritos eclesiásticos que, aún hoy, dan nombre a barrios sevillanos: San Román, Santa Catalina o San Bernardo. Este último fue donde las tropas castellanas se instalaron durante las batallas y, como recordatorio, los nombres de sus calles, como Campamento o Santo Rey. Los Reales Alcázares, donde Fernando III residió desde su victoria, es la última parada de esta ruta que demuestra que la Reconquista sigue recordándose en Sevilla..
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