Crítica de música
Una 'soirée' entre vapores barrocos, orientales y wagnerianos
La Sinfónica, dirigida por Tingaud, facturó una música evocadora, luminosa, fascinante, inspirada por una voz sugestiva
Aunque en principio estaba previsto que volviera la ópera 'Diálogos de carmelitas' de Francis Poulenc en versión de concierto -una obra que tan grandísima satisfacción dejó en público y crítica hace casi veinte años-, esta vez dirigida por el maestro Michel Plasson . Finalmente no ha podido ser, debido a una caída de nuestro director honorario, un accidente que pudiera parecerse al que tuvo hace unos años (algunos lo recordarán con bastón), aunque por su avanzada edad esta vez no ha podido venir. Esperamos una pronta recuperación y poder contar con él próximamente en nuestro podio.
El nuevo programa pergeñado sólo ha mantenido a una de las protagonistas, Sophie Koch , preservando el carácter galo de las obras , así como el deseo del maestro accidentado de tener como concertino a Éric Crambes , siendo dirigidos ambos por el también francés Jean-Luc Tingaud (ya no sabemos si este también venía 'recomendado' por Plasson como director de su confianza).
El resultado general ha sido, desde luego, excelente , mostrando Tingaud su conocimiento de los entresijos de las partituras, si bien nos pareció que en 'Le tombeau de Couperin' raveliano la velocidad superaba no diremos la que estamos acostumbrados, sino la que indica la partitura: por ejemplo, el 'Preludio' indica 'negra=92', velocidad que corresponde a un tiempo 'Moderato', y nos pareció que iba mucho más rápido.
Porque una cosa es que se busque la vivacidad de la música y otra muy distinta que hagamos que se pierda el carácter de la obra. Y quizá también disipaba esa suntuosidad, ese oropel, ese sentido onírico que parece subyacer en la música francesa que rodea al impresionismo . Las arpas ayudan a esta sensación de ingravidez o la flauta travesera de madera, así como la variedad y riqueza instrumental que presentaba este programa.
'Le tombeau' recuerda a François Couperin y a la suite como forma arquetípica, ambos distintivos del barroco francés , aunque sus piezas no tenían de fúnebre más que la portada de la partitura, y eso que estaban dedicadas a familiares y amigos que habían muerto en la I Guerra Mundia l. Al final, en un ajuste procústeo, fue la última pieza, el 'Rigaudon', el que se tuvo que acercar a la velocidad elegida por el director para toda la suite, ya que estaba se indica en ella el matiz 'bastante vivo'.
Expresividad y refinamiento
La aparición de la cantante puso la mesura en la carrera. Lo primero que satisface en ella es que los tres poemas que componen la 'Shéhérazade' raveliana encajan como un guante en su tesitura, en su expresividad y en su refinamiento. Su porte elegante lo extiende a su voz, a la que añade su dicción clara desde la que consigue que se le entienda todo y, junto a la orquesta, nos transporta al mundo exótico y mágico de las 'Mil y una noches' .
Naturalmente, como en la suite anterior, el cuento es sólo un punto de partida que busca distanciarse de la época mediante escalas de tonos enteros o las escalas modales, así como las disonancias o los refinamientos armónicos, que aportan la novedad y las atmósferas seductoras. No tuvo la exquisita mezzo gala problema alguno con los agudos, bien emitidos, templados, seguros, ni con cambios de color que los mil y un matices podían conllevar. Y el trabajo de Tingaud, como anticipábamos, se tornó igualmente delicado, atento para colorear el texto, que agradecemos infinitamente haberlo podido seguir mediante la proyección de los sobretítulos.
Wagner sacudió los cimientos musicales de toda Europa. Y en cada país se 'enfrentaron' partidarios y detractores del compositor alemán, junto a quienes sintiéndose abducidos por su música tuvieron que resistirse -en lo posible- y/o ceder a las voces que pedían que la música autóctona -aquí la francesa- no perdiera sus señas de identidad, en Francia representada por Cesar Franck .
Música fascinante
La 'Sinfonía' en Si bemol op. 20 deja oír claramente en su primer movimiento esta atracción 'fatal' (en su sentido más etimológico), mientras poco a poco va consintiendo y deja que se asome un planteamiento cíclico , recapitulativo y, desde luego, apabullantemente colorístico.
Tingaud no se dejó tampoco llevar por las continuas 'explosiones' tímbricas, dinámicas y melódicas que plantea la partitura; donde acaso se dejó ver este aspecto fue en la contención de los abundantes metales quienes, oyéndose suficientemente, no atronaron todo lo que hubieran podido, lo que habría llevado al desequilibrio y el resultado sería de una fastuosidad hueca.
Sabemos que estas fechas ya suelen ser malas para la asistencia de público, pero llevamos unos días inusualmente frescos para finales de junio en Sevilla, así que una mayor asistencia se hubiese agradecido; y además se hubiese disfrutado de una música evocadora, fascinante , inspirada por una voz sugestiva y una orquesta luminosa.
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