El día 8 y 9 de febrero en el Auditorio Fibes
Sara Baras estrena «Voces» en Sevilla: «En el extranjero la gente se rinde ante el flamenco»
La bailaora gaditana rinde homenaje en esta obra a Paco de Lucía, Camarón, Antonio Gades, Carmen Amaya, Enrique Morente y Moraíto
Sara Baras (Cádiz, 1971), tenía claro una cosa cuando hace dos años estrenó «Voces» en París: « yo quería venir a Sevilla, y casi no llego », se lamenta la bailaora que estuvo a punto de estrenar la obra en la pasada Bienal de Flamenco pero se quedó a las puertas, «teníamos las fechas, pero al final no hubo acuerdo».
Ahora sí, ahora Sara Baras estrenará «Voces» el próximo día 8 de febrero en el auditorio Fibes , tras haber recorrido con esta obra Nueva York, Miami, Hong Kong, Roma, Singapur, la ópera de Sidney... , «ha sido una gira preciosa, no me puedo quejar».
Madre de un niño de cinco años con su pareja, el bailaor José Serrano, llama a su hijo cariñosamente «Peque», y por él las largas giras de meses se han terminado, «intentamos reducirlas, aunque a veces es complicado. Él vino con nosotros hace poco a París y lo pilla todo: las luces, el ambiente del teatro e incluso chapurreó algunas palabras en francés. Nos mondábamos de risa».
«Voces», sin embargo, no fue una obra nacida de la alegría, sino de la tristeza. « Fué a raíz de la muerte de Paco de Lucía . Recuerdo que me pilló la noticia haciendo «La Pepa» en Londres. Estábamos en rueda de prensa, me lo dijeron y no pude ni siquiera hablar. Pedí perdón, pero no podía dejar de llorar. Fué terrible».
Así que para rendir homenaje a Paco de Lucía y otros maestros flamencos que nos han dejado demasiado pronto, Sara Baras se puso manos a la obra . «Pueden ser otros, pero yo elegí a los que sentía más cercanos por una u otra causa. Antonio Gades, por supuesto, porque es un antes y un después en el flamenco, por su ética en el escenario; Paco de Lucía, al que adoraba y conocí mucho, para mí la persona más importante del flamenco ; Camarón , que conocí mucho. De chica su hermano Manuel estaba en la Academia de mi madre y yo iba a las fiestas de su casa, y como nadie bailaba, salía yo; Enrique Morente , que era un sabio, con él te daban ganas de coger apuntes cuando hablaba; Carmen Amaya , por su forma de bailar, su fuerza, su ímpetu, y Moraíto , con quien también bailé, y por su soniquete inigualable, como guitarrista y como persona». Con esa pléyade, la bailaora ha compuesto «Voces», «porque yo tengo obligación de transmitir lo que hablé con ellos, lo que aprendí de ellos y son ellos quienes me lo siguen dando todo en el escenario. Recordarlos es escencial. Todos tenían algo en común: su disciplina y sobre todo su amor por el flamenco».
Lleva casi veinte años con su compañía, «normalmente unas cincuenta personas», sin recibir subvenciones. «Hay momentos duros y es difícil, pero soy afortunada porque el público sigue apoyándonos. Yo siempre trabajo con mucho cuidado: la coreografía, el baile, el cante, la música, la escenografía..., todo. Luego a la gente le puede o no gustar, pero cuando se abre el telón lo doy todo. Esto es una labor de equipo y nos apoyamos unos a otros. Conmigo está mi hermano Bibi y mi hermana Triqui . Mi pareja, José Serrano , también. Cuando uno está peor, el otro lo anima, así funcionamos. En esta profesión no puedes bajar nunca la guardia...,o te quitan», afirma la bailaora.
Parte de su tiempo lo dedica a colaborar con varias Ong, entre ellas «Princesa Rett» , «es una enfermedad rara que queremos se conozca y conseguir financiación para la investigación. Si con mi baile puedo difundir y ayudar...,es maravilloso. Colaboro en campañas contra el cáncer, doy una semana al año de clase a los niños de la asociación de Síndrome de Down de Madrid.., pero que nadie se engañe, más que yo a ellos, son ellos quienes me dan a mi, sin duda». Dice que con todo lo que está pasando en el mundo, «no sé cómo explicarle a mi hijo esas imágenes de niños cruzando asustados el mar. Yo quiero inculcarle valores y que sea feliz, pero lo que ocurre a nuestro alrededor es terrible. Por eso cualquier ayuda, por pequeña que sea, es fundamental».
Confiesa que se siente feliz cuando alguien sale de ver sus obras y lo hace de buen humor y con energía positiva, «el baile es curativo, de verdad» .
Y sobre el flamenco cree que no lo amamos como se debe, «cuando salgo al extranjero y veo que el flamenco triunfa en festivales por encima de otras músicas, pienso que aquí en España como lo tenemos todos los días, no lo apreciamos como deberíamos. El flamenco es grande, muy grande, y nace aquí y se hace aquí . Tendríamos que estar todos los flamencos mucho más unidos para defenderlo y para cuidarlo, y por supuesto, se debería dar en las escuelas. Que los niños estudien la música clásica, pero también que sepan quienes son Paco de Lucía, Camarón o Manolo Sanlúcar. El mundo entero se rinde ante el flamenco, debemos ser conscientes de esto».
Afirma que «Voces» llega a Sevilla en el momento justo, «porque ya tiene un recorrido y el espectáculo ha ido creciendo mucho. Yo adoro Sevilla, el público de aquí siempre me recibe muy bien, y me siento como en Cádiz, a gusto. Le dije a mi hermano, Bibi, tenemos que ir a Sevilla, y si, justitos, pero aquí estamos».
Sara Baras descansará unos días después de Sevilla y luego de nuevo a la carretera, «esta es mi vida. ¿De mayor?..., no sé cómo me veo, pero sin duda alrededor del baile, eso sí».