CONCIERTO DE SALVADOR SOBRAL
Salvador Sobral conquista el Maestranza con su fascinante mundo sonoro
El artista portugués presentó anoche en Sevilla «Excuse me», un disco a caballo entre el jazz cool y la bossa nova
Lejos del concepto de taciturno y triste que de él pueda tener todo aquel que solo le conozca por su actuación en Eurovisión, anoche, ante un Teatro de la Maestranza abarrotado , Salvador Sobral dejó más que clara su diametralmente opuesta visión de la vida y del arte.
Sobre el escenario es un verdadero showman que domina los tempos con una destreza y espontaneidad realmente admirables , irradiando en todo momento simpatía, guasa, optimismo y alegría en cantidades industriales. Además, cada gesto, cada paso, en definitiva, cada movimiento del luso, están preñados de ritmo, de gracia. De musicalidad. Sobral es todo esto y mucho más.
En lo estrictamente artístico, el curso de su exquisita voz se deslizó con brillantez por el jazz cool y la bossa nova gracias a los sinuosos giros de su caudal vocal, que siempre desembocaban en la emoción de su íntimo lirismo.
Así, interpretó temas en portugués, español e inglés, mostrando un fascinante universo sonoro que el público compró desde el minuto uno de concierto, el cual abrió con la netamente jazzística «Change». Luego llegaron «Cerca del mar» y «Pressagio», una preciosa adaptación del poema de Fernando Pessoa .
Entre canción y canción Sobral narró anécdotas preñadas de humor sobre pretéritas experiencias vividas en diferentes garitos de Sevilla y en uno de Morón. El artista estaba completamente mimetizado con la ciudad, hasta el punto de surgir la duda de que quien pisaba las tablas era un lisboeta con deje andaluz o un chaval del tardón con acento portugués .
La canción que conquistó Eurovisión
«Loucura», «Playing with the wind» y «Something real» (que incluyó un soberbio clínic baterista de Bruno Pedroso), fueron la brillantísima antesala a la canción que la mayoría de la platea esperaba: «Amar pelos dois», la canción con la que conquistó Eurovisión en 2017 y que le granjeó popularidad internacional.
Además de la versatilidad y el elegante manejo de las disonancias de Bruno Pedroso con las baquetas, cabe mencionar la brillante actuación del pianista Júlio Resende y la perfecta ejecución rítmica de André Rosinha en el contrabajo.
Para la recta final el lisboeta dejó «Ay amor», la deliciosa canción del gran Caetano Veloso . Sin duda, uno de los momentos álgidos de la noche. Una versión a piano, medio en serio medio en broma, del «Tu mirá» de Lole y Manuel , con la que el portugués quiso demostrar que tiene «una costilla flamenca»; «No corpo e na alma estava o coração», coreada por un público dividido en dos para la ocasión; y la movida «Mano a mano», fueron los bisses que supusieron el broche de oro a un concierto de muchos quilates. Por último, permítanme una sugerencia: vayan alguna vez a un concierto de Salvador Sobral , no se arrepentirán.
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