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Rycardo Moreno: «He estado lleno de prejuicios antes de ser libre»
El músico lebrijano ha tenido que aplazar la salida al mercado del disco «Miesencia», en principio, al mes de septiembre
Una especie de purista purificado, así podríamos definir a Rycardo Moreno, quien ha tenido que posponer la salida al mercado de su siguiente disco, «Miesencia», al mes de septiembre. Un largo horneado provocado por el confinamiento y el cese de ciertas actividades. Es de Lebrija y de niño convivió con lo jondo como un talibán: «yo no escuchaba lo que no fuese de mi pueblo». El oído, sin embargo, se le abrió al descubrir un nuevo sonido, el del jazzista Django Reinhardt. Ahora toca flamenco contemporáneo, sus dedos, por soleá, evocan a Juaniquí, Tomás Pavón o Bach , y con todo ello rompe a púa o rasgueo aquellos prejuicios que ha tenido que ir soltando con el paso del tiempo hasta disfrutar de una gozosa libertad.
Tras las grabaciones de «Cuando El Lebrijano canta se moja el agua», donde colaboró, este le dijo que lo hacía era bueno, que ese era el camino. «Fue un alivio en aquel momento en el que yo tenía un conflicto grande de identidad y nadie en mi círculo aprobaba lo que hacía. “Eso no vale para nada”, me decía mi padre , mi mayor maestro y el más crítico. Nadie creía en mí, excepto yo, y que viniera un dios a animarme lo agradecí enormemente. Me ha costado mucho trabajo, pero al final he encontrado lo que soy y lo que quiero ser», explica.
Con este espíritu y la seguridad que solo logra el que conoce, ha registrado su tercer trabajo discográfico, del que ya ha adelantado un vídeo donde interpreta «Andrómeda» y el adagio del «Concierto de Aranjuez» , de Joaquín Rodrigo. «Me he acercado a estas composiciones con naturalidad y frescura, de una manera casi espontánea». Además, «el resto son palos con múltiples colaboraciones. Yo he venido a esta música a ordenar y desordenar las estructuras a mi forma después de profundizar en la raíz, así que hemos hecho unas sesiones en directo, con algo de público, para crear la atmósfera adecuada y dar un paso más en mi carrera como solista».
Ha sufrido la incomprensión no solo de los demás, sino de sí mismo, lo que parece mucho más agrio. Pertenece a esa generación a la que le dijeron que todo estaba inventado (en realidad, esta podría ser cualquiera), por lo que hemos de ponerle la etiqueta de inconformista. La guitarra no muere a la estela de Paco de Lucía ni con Pedro Bacán, sino que avanza en diversas direcciones y todas coexisten entre sí, charlando, compartiendo y riñendo también de vez en cuando, como en las verdaderas amistades. «Yo me revelé contra el flamenco, luego volví más fuerte y consciente de lo que tenía entre las manos , libre y mucho más puro». Porque, al fin y al cabo, todo surge del encuentro y lo cristalino reluce diferente en cada espejo. Rycardo Moreno es la consecuencia improbable de un montón de cosas.
Documental «Revelando a Mario»: el lado invisible de la música
Como el guionista o el realizador, el productor queda regalado a un segundo plano para que el artista brille. Tiene que ser así, pues es una condición inherente a la profesión. El productor no es el protagonista, sino una pieza del motor que rara vez asoma su cabeza. Por ello, el nombre de Mario Pacheco y de otros tantos se conocen de puertas para adentro, pero no de cara a la galería. Este documental que se ha estrenado en Movistar trata de recuperar a una figura destacada en los estudios de los años 80 y 90. Dista mucho de ser suya «la invención de la música étnica» y otras proezas desmedidas que se le atribuyen durante la película, pero su aportación fue esencial en las nuevas corrientes que partían del flamenco . Su obra, con perspectiva, parece una continuación de las disrupciones que se ejercieron en los años 70 y ha supuesto una influencia clara para los que llegaron después.
Nos adentramos así en su sello discográfico, Nuevos Medios , en el que su mujer, Cucha, desempeñó una labor importante. Ketama , Ray Heredia , Pepe Habichuela, Martirio , Pata Negra , La Mode, Golpes Bajos , Riqueni y Tomatito, entre otros, grabaron algunos de sus mejores álbumes con ellos en completa libertad y bajo el logotipo de Miró. Se creó un trampolín alternativo que transformaba lo genuino en popular. Él no imponía su huella en lo artístico, sino que se limitaba a seleccionar el talento. Fotógrafo de profesión y mano invisible tras lo moderno de la época, ha quedado retratado por quienes él encumbró.
El terror de los artistas pequeños
La crisis que nos ha puesto una zancadilla mientras mirábamos a otro lado afecta, en líneas generales, a todos los sectores, pero conviene analizar cada caso en particular. Los que no pueden desarrollar su actividad han empezado a cambiar la incertidumbre por miedo, aunque incomode ponerle palabra a esa sensación. De estos, los que ven más lejana su reincorporación son, entre otros, quienes se dedican a las artes escénicas . Y aquí, como en todo, el desastre se raciona por niveles.
¿Cuándo volverán a llenarse los teatros? Esa es la pregunta que se hacen quienes pertenecen a una industria que no gana dinero por los discos que no vende, sino por las butacas que su público paga. Los que encabezan las listas de la música más escuchada y arrasan en los auditorios pasan por un momento delicado, pero el que cada jueves actúa en ese tablao, el que forma parte de aquella compañía y el que el otro día cantó en tal peña tendrán que reinventarse por completo. Ese es el terror de los pequeños . La duda oscura que, como a tantos, les ha caído encima sin avisar.
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