De la Rosa: «La protagonista de una novela romántica hoy no necesita ser salvada por un príncipe azul»

El sevillano acaba de presentar «No soy Lizzy Bennet», novela con la que ha obtenido el X Premio Vergara a la mejor novela romántica

José de la Rosa Javier Caró

Pedro Ybarra Bores

José de la Rosa nació en la misma casa que su madre, «en la calle Bécquer, donde la mitad de los vecinos eran parientes. Una sensación de infancia de pueblo que me encanta, a pesar de haberme criado en la Macarena». El sevillano ha obtenido los premios de novela Vergara (2019) y Titania (2014) y ha sido finalista de los Premios Literarios de Amazon y miembro de la Romance Writers of America (RWA). Ha publicado quince novelas en total, entre románticas y trillers, y dos manuales sobre téctnicas de escritura. Acaba de presentar en Sevilla «No soy Lizzy Bennet» (Vergara), novela con la que ganó el X Premio Vergara a la novela romántica.

Una familia de artistas. ¿Cómo ha influido Triana en tus libros?

Si media familia vivía cerca de la Macarena, la otra mitad acorralaba la Basílica por la calle Feria. En esta parte estaba mi tío Jesús. Él ya era un cantante famoso a la edad en que yo empezaba a comprender que el hombre que comía las rodajas de salchichón en casa de mi abuela y el que salía en la tele eran el mismo. Creo que los De la Rosa tenemos cierto sentido artístico de la vida. Por ejemplo, mi hermana Concha es fotógrafa de portadas de revistas, de series y películas.

Su novela número quince...

Cuando publiqué mi segunda novela con Suma de Letras, hace más de una década, tenía una clara sensación de meta alcanzada. Catorce después puedo confirma que, a menos que tengas un gran golpe de suerte, esta profesión es de carrera de fondo, de trabajo diario, minucioso y paciente.

¿Sevilla te ha servido como inspiración en algún momento para este libro?

Este libro huele a sur y una gran capital del sur es Sevilla. Una ciudad con una idiosincrasia tan particular imprime carácter y empapa lo que hacemos, ya sea poner cañas en un bar o escribir un libro. Dos de mis novelas, editadas por Harper Collins, se desarrollan en Sevilla: «Todas las estrellas son para ti» y «La leyenda de Tierra Firme».

¿En qué se parece esta novela a las anteriores?

Hay un misterio que resolver, un conflicto amoroso que aclarar y un final positivo. Lo demás es diferente. Intento que todas lo sean. Esta gira en torno al tema de la rendición, de dejar de luchar por todo, de marcar objetivos vitales. Propone dejarse vivir, mirar alrededor y valorar lo que ya tenemos. Cada una de las otras ha tenido su mundo particular. «Gigoló», que ganó el Premio Titania, aborda la necesidad de ser uno mismo. «Bajo el Puente de los Vientos» que fue finalista de los Premios Literarios Amazon, trata del amor como amalgama social.

¿Novela contemporánea?

Sí. Cada generación ha tenido que enfrentarse a sus propios desafíos. Nosotros también, y los escritores podemos exponerlos sobre la palestra y aportar caminos para resolverlos. Hay un subgénero dentro de la narrativa romántica que se llama precisamente así: contemporánea. Casi toda mi producción está adscrita a él. El resto, a la histórica.

¿Por qué la novela romántica?

Quizá por un carácter un tanto quijotesco. Llegué a él por casualidad y, si lo observa desde fuera, apreciará que es un género muy prejuzgado. Verá usted pocas entrevistas en papel, de periodistas conocidos, a autoras y autores románticos, a pesar de ser el segundo género (tras el policíaco) más leído en nuestro país, a pesar de que las dos autoras más vendidas (Megan Maxwell y Elisabet Benavent) sean precisamente románticas, a pesar de que hay autores que coleccionan premios.

Identificamos la novela romántica con la poca calidad, con argumentos caducos y con un posicionamiento dudoso del papel de la mujer. Y esa no es la realidad. Si nos centramos en las relaciones masculino/femenino, al día de hoy la protagonista de una novela romántica es una mujer que no es mitad de nada ni necesita ser salvada por un príncipe azul. Es alguien que dirige el timón de su vida con mejor o menor pericia, como todos, y que tiene que enfrentarse al cóctel hormonal que supone enamorarse y sobrellevarlo lo mejor que puede.

¿Qué ha significado para Ud. haber recibido el Premio Vergara de entre casi 200 candidatos?

Los premios aportan visibilidad. También solidez ante los lectores. Este es mi tercer premio como escritor de novela romántica, cuarto si contamos el que votan los propios escritores, algo que me llena de orgullo. Y empezar una andadura con una editorial como Peguin Random House se convierte en un viaje emocionante.

¿Existe mucha gente a la que le cuesta ser uno mismo?

En mi opinión, ni usted ni yo seríamos los mismos si nos hubiera tocado nacer al norte de la India en una familia de sudras, o en Tierra de Fuego en la comunidad Tehuelche, o hace 120 años en la Inglaterra victoriana. Somos nosotros y nuestras circunstancias. A veces, a la mayoría, nos va bien así. Hay que preguntarse pocas cosas porque las respuesta están dictadas por nuestra educación, cultura, creencia religiosa. Pero hay personas que van más allá y se preguntan qué somos en realidad, sin todos esos condicionantes educacionales, circunstanciales. No son, no somos muchos, pero ahí estamos.

¿A quién va dirigido este libro?

A quienes desean disfrutar de un buen rato de lectura, entretenerse, divertirse y, si le apetece, darle una vuelta a la idea de si está haciendo con su vida lo que realmente desea. Esta no es una pregunta baladí. Nos la hemos hecho muchos tras estos meses de confinamiento. Cuando la vida cambia de la noche a la mañana, y eso nos ha pasado a todos en los últimos meses, no tienes más remedio que enfrentarte a ti mismo.

¿Por qué Lizzi Bennet?

Por un lado, como homenaje a Jane Austen, una importante influencia en el género romántico, como lo son la novela pastoral, o la bizantina, o la gótica. Esta autora tuvo la virtud de crear personajes eternos, a pesar de la época tan particular (el cambio de siglo y las Guerras Napoleónicas) que le tocó vivir. El otro lado está también relacionado con Jane. Elizabet Bennet, la protagonista de «Orgullo y prejuicio», es un prototipo muy humano al que podemos aspirar. Una mezcla de sofisticación y naturalidad, de intelectualidad y capacidad de sorpresa, de corrección e improvisación. Esta novela expone que quizá la icónica felicidad se encuentre en no aspirar a ser nada más que una buena versión de lo que ya somos.

¿Por qué un road trip?

La novela cuenta un viaje del norte al sur. De la cabeza al corazón. De lo que queremos ser a lo que de verdad somos. El formato “viaje por carretera” funciona muy bien para esta concepción. También es un buen soporte para las huidas, como es el caso de Lizzy, que necesita que no la atrapen hasta no poder enfrentarse a su destino.

¿Por qué San Cayetano?

La novela evoluciona desde un inicio (norte/frío/cabeza) muy terreno, hasta un final (sur/calor/corazón) donde predominan las emociones y la emotividad. Quizá santificando el destino se potencie esta idea en la mente del lector.

¿Cómo consigue crear tantos personajes diferentes?

Trabajo los personajes a través de las funciones que deben desempeñar en la novela. En este caso era necesario contraponer varios tipos de amor a la loca huida de Lizzy. Esta forma de enfocarlos me es útil porque evita que queden vacíos de contenido.

¿Cómo le ha influido el hecho de haber estudiado Audiovisuales a la hora de escribir

Aunque me dediqué durante muy poco tiempo a la carrera que estudié, tengo que decir que me dejó la impronta de una visión cinematográfica del mundo. Creo que fue a base de escribir y analizar guiones. Mis novelas son muy visuales, están contadas como películas, tienen ese ritmo.

¿A los 50 es más fácil escribir sobre los 30?

Escribes sabiendo el final de la historia: que llegan los cuarenta y debes sobrevivir a los cincuenta. Esa es la única ventaja.

¿Es hoy más sencillo triunfar en Internet?

Creo que no. La clave para triunfar sigue siendo algo esotérico compuesto por el tema adecuando, el momento adecuado y la editorial que quiera apostar por ello. Internet es un gran canal de comunicación con los lectores, pero requiere mucha dedicación, mucha pericia, y es difícil hacerse visible.

¿Hasta que punto valoran los clicks las editoriales a la hora de apostar por escritores?

Quizá se tengan en cuenta para un primer contrato, pues parece que un autor con muchos seguidores puede arrastrar a un gran número de lectores potenciales, pero después hay que demostrar que ha sido una buena elección con el número de ventas.

¿Qué proyecto prepara ahora?

Trabajo en una segunda parte de «Bajo el Puente de los Vientos», una novela que sigue muy bien posicionada desde que quedó finalista de los Premios Amazon en 2017. La primera parte situaba a la española Isabel de Velasco en la Revolución Francesa y terminaba en pleno Terror. En la segunda veremos su final, el ascenso y caída de Napoleón, y la Restauración.

Es un periodo histórico que me fascina. Con «El diamante del Rey», que se encuentra también en audio libro, trato la misma época, además de sumergirnos en las vicisitudes que surgieron en torno a la desaparición de las joyas de la Corona de España.

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