CULTURA
Rodrigo de Zayas y Anne Perret, maestros en tocar las partituras del tiempo
El escritor y músico y la mezzosoprano guardan en su casa solariega una biblioteca de más de 35.000 volúmenes y una colección de instrumentos antiguos.
Aquí se piensa, se escribe, se canta, se lee, se reflexiona sobre el dulce pasar de las horas. Huele a libros antiguos que hubieran atrapado el aroma de otras casas solariegas. Suena una espineta. Caen los limones en el jardín y entra una luz suave y tamizada como de soles de membrillo.
La casa-paraíso de Rodrigo de Zayas y Anne Perret está en la calle Jesús del Gran Poder. Alberga una biblioteca de más 35.000 volúmenes y una fascinante colección de instrumentos antiguos. Rodrigo de Zayas es escritor, músico y bibliófilo y Anne Perret mezzosoprano . Juntos formaron el mítico Taller Ziryab que revolucionó el panorama de la música antigua llevando desde Sevilla las partituras de los grandes compositores renacentistas como Francisco Guerrero o Cristóbal de Morales.
Algunos de los miembros del taller son ahora figuras relevantes de la música antigua. El Taller Ziryab fue la primera piedra de una escuela de interpretación, divulgación y formación en la música de época y que ha convertido a Sevilla en una destacada capital en la interpretación histórica.
En esta casa de la calle Jesús del Gran Poder entra la brisa por el patio y acaricia los instrumentos. Roza las teclas de un clave creando una inquietante melodía. «Yo decidí dejar de ser músico a las doce de la noche del 31 de diciembre de 1992. Creí que ya había hecho todo lo que tenía que hacer en la música», explica Rodrigo de Zayas.
Anne Perret ensaya en estos días a Antonio de Cabezón. Su voz melodiosa de mezzosoprano suena en las grabaciones del Taller Ziryab. «Recuerdo nuestro primer concierto en Sevilla el 12 de octubre de 1968. Fue en la Escuela de Estudios Hispanoamericanos. Hacía calor y sonaban las pulseras y abanicos de las señoras», añade entre risas. .
Rodrigo de Zayas también desvela curiosas genealogías que se remontan a Rodrigo de Zayas, el que fuera secretario de Felipe II, o al presidente Thomas Jefferson. Su apellido es una epopeya a lo largo de la Historia con una familia que recorre el tiempo y los países.
Su madre Virginia Harrison le conecta con el mundo flamenco y su padre Marius de Zayas fundó la Modern Galllery de Nueva York.
Zayas es un hombre sabio y autor de interesantes novelas y ensayos. Ha narrado la rebelión de los moriscos o la Comuna de París en la estupenda novela «El Óbolo».
Es una pareja inclasificable, heterodoxa y exquisita como si guardaran la cortesía de muchos linajes. Se casaron en 1984 en la Capilla de la Antigua de la catedral donde está enterrado Francisco Guerrero. La misa era en latín y las señoras iban tocadas de mantilla, pero nadie olvidaba la fecha elegida por la pareja: era el 14 de abril.
Se declaran de izquierdas, taurinos y republicanos. No hay contradicción. Son un ejemplo de coherencia y lucidez. Suena armonioso el clave en la estancia y se derraman las horas en los lomos envejecidos de la gran biblioteca.