CRÍTICA DE DANZA
La poesía soñada de Lindsay Kemp se despide de Sevilla con un espectáculo mágico
A sus 78 años, el actor y coreógrafo quiere ir despidiéndose de su público con una muestra de sus personajes más amados
![Lindsay Kemp, como Nijinsky, durante la obra «Kemp Dances: inventos y reencarnaciones»](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2017/02/01/s/lindsay-kemp-kHM--620x349@abc.jpg)
Un público atípico entró la pasada noche por las puertas del Lope de Vega para contemplar la obra de Lindsay Kemp que con siete cuadros, algunos ya conocidos y actualizados, nos devolvió al genio de la pantomima. En boca de muchos presentes una pregunta: ¿te acuerdas de «Flowers» en el Álvarez Quintero? Y es que la relación de Kemp con Sevilla se inició en 1978 cuando estrenó en el desaparecido teatro su obra «Flowers». No sólo actuó, sino que numerosas personas hicieron un curso con Kemp en un local de la calle Salado . Eran tiempos en los que la cultura se explayaba.
Años después, Lindsay Kemp enamorado de nuestro país, estrenaba «Alicia» junto a Alicia Moreno Espert , y más recientemente «Cenicienta». Tras el Alvarez Quintero, el teatro Lope de Vega ha sido la casa de Lindsay Kemp en Sevilla.
A sus 78 años, el actor y coreógrafo quiere ir despidiéndose de su público con una muestra de sus personajes más amados. Así, desde Violeta de la Traviata a Nijinsky, desde la flor o la mujer de Rojo, al Angel, ataviado con esos enormes brazos a lo Loie Füller. Verdi, Mozart, Arvo Pärt, Gregorio Paniagua, Carlos Miranda, Camile Saint Saens, y para terminar de nuevo con Verdi, en un collage musical impresionante.
Kemp es un poeta de la pantomima . Todas las imágenes eran emocionantes. Ese Nijinsky en su terrible final, con pelo rojo y camisa de fuerza; la Violeta verdiana que se reclina sobre la cheslón; la mujer de rojo francesa que baila enamorada pero luego oye las terribles voces de la invasión alemana; la vida, intepretada coreografía de Luc Bouy , con una bailarina que luego se transforma en cisne, con un pie descalzo y una zapatilla de punta. Y para finalizar, el Angel para el que suena el Réquiem de Mozart. Cada cuadro componía un mundo distinto, un universo poético y ritual en el que las luces de su fiel David Haughton (estuvo aquí en el 78 con «Flowers»), son las que conforman los personajes.
Mágico espectáculo , Lindsay Kemp en estado puro, teatro para los sentidos. Porque el teatro siempre nos debe hacer soñar. Sufrir, ya lo hacemos fuera.