Real Orquesta Sinfónica de Sevilla

Pérez y Pérez Floristán, una saga de músicos unidos por la Sinfónica de Sevilla

Padre, director, e hijo, pianista, protagonizan el segundo programa de abono del aniversario de la orquesta, con los dos conciertos de Ravel

Juan Pérez Floristán y Juan Luis Pérez en el escenario del Teatro de la Maestranza Vanessa Gómez

Jesús Morillo

El director jerezano Juan Luis Pérez conoce muy bien a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) , de la que ha sido colaborador habitual. No solo es uno de los directores que más veces la ha dirigido, sino que ha estado vinculado a ella desde que echara a andar hace treinta años, pues participó tocando la celesta en aquel concierto inaugural del 3 de enero de 1991 en el Teatro Lope de Vega .

Su presencia, por tanto, dentro de los programas que ha diseñado la ROSS para celebrar su treinta aniversario era lógica, como también la de su hijo, Juan Pérez Floristán , una de las figuras emergentes del piano español con mayor proyección internacional y que ha crecido acompañado de esta orquesta. De hecho, este solista, cuya madre es la pianista y profesora María Floristán , repite siempre que tiene ocasión que tocar con la ROSS es como «volver a casa».

La conjunción de padre e hijo en el segundo de los programas de aniversario de la ROSS, con conciertos hoy a las 16.30 horas y mañana a las 12 horas, era una de las citas señaladas en la presente temporada entre los aficionados, ya que permitirá ver a ambos músicos, uno a la batuta y otro al piano, interpretando música juntos, con todo lo que conlleva de dominio técnico y sensibilidad, pero también de una innegable emotividad.

El programa que interpretarán juntos, salvo una pieza del compositor español contemporáneo Marcos Fernández Barrero que la ROSS tocará por primera vez, está compuesto por los dos conciertos que compuso para el piano el compositor francés Maurice Ravel , uno de los grandes del siglo XX.

Con doce años

Juan Luis Pérez reconoce que no es la primera vez que dirige a su hijo, pese a que para muchos aficionados será la primera que lo haga al frente de la ROSS desde que el pianista se convirtiera en 2015 en el segundo español que ganaba el prestigioso Concurso Internacional de Santander en toda su historia.

«Lo he dirigido varias veces, incluso, recientemente con la ROSS en el Teatro Villamarta de Jerez . La primera vez que lo dirigí tenía catorce años y fue junto a la Sinfónica de Sevilla en ‘El carnaval de los animales’, de Camille Saint-Säens ».

Para Pérez, el hecho de dirigir a su hijo no difiere en nada del trabajo que realizaría con un solista ruso al que conociera por primera vez. «Desde el punto de vista profesional es lo mismo. No soy más condescendiente ni me pongo más nervioso, solo pienso en la música y en que estoy con un solista al que hay que ayudar a poner en escena su idea sobre la obra . A la hora de ensayar un concierto, sea de piano o de violín, tenemos que adaptarnos a la visión del solista, porque cuando hay discrepancias entre director y solista, se nota enseguida».

Un planteamiento en el que coincide su hijo. «Uno tiene que intentar centrarse en su rol en el escenario que no es el mismo que en la vida. Si tú y tu hermana vais a hacer Hamlet y Ofelia, sois Hamlet y Ofelia, no dos hermanos. Esa actitud es necesaria. Después está el extra positivo de que somos padre e hijo y nos llevamos muy bien ».

Los conciertos de Ravel

Con estas premisas, Pérez y Pérez Floristán han dado forma junto a la Sinfónica a la visión que el pianista tiene del «Concierto para piano y orquesta en Sol mayor», un clásico del repertorio que consagró como pianista a Martha Argerich ; y del «Concierto para la mano izquierda», que Ravel compuso para el austríaco Paul Wittgenstein , hermano del famoso filósofo, tras haber perdido su brazo derecho en la I Guerra Mundial .

De los dos conciertos, Pérez Floristán muestra su preferencia por «el de la mano izquierda, quizás porque se toca mucho menos. El concierto en Sol es cierto que está muy visto, pero sucede con él igual que con la ‘Quinta’ de Beethoven , que vuelves a escucharlo en directo y es maravilloso. No envejece».

Ambas obras, además, son muy diferentes en cuanto a su tono y concepción, señala el pianista. «El de la mano izquierda es, en mi opinión, una de las obras más trágicas que compuso Ravel, junto al ‘Bolero’ y ‘La Valse’ . Es un concierto muy especial que te adentra en un territorio oscuro. De hecho está compuesto después de una guerra mundial. El concierto en Sol, en cambio, es una obra para hacerte mejor persona , para ver la luz del sol, tener el mar de fondo y pensar que el mundo tiene solución».

Ambos conciertos, en definitiva, muestran «la obra de un genio capaz de absorber todo su entorno histórico, la música y las artes de su generación, como el impresionismo , el jazz , las músicas folklóricas ... para filtrarlo todo a través de su personalidad».

Este programa también ha permitido reencontrarse a Juan Luis Pérez con la Sinfónica, con la que salvo contadas ocasiones recientes, hacía tiempo con la que dirigía, al igual que le ha sucedido a otros directores españoles , como consecuencia de decisiones de pasadas direcciones artísticas.

El reencuentro le ha reportado alegría, pero también una cierta tristeza «por las circunstancias sanitarias . No es nada fácil, a nivel personal y profesional, si tienes un músico con una pantalla delante o si tiene la cara tapada por una mascarilla, cuando siempre se ha tendido a que las orquestas toquen lo más juntas posibles».

Luces y sombras

Pero el director tiene la felicidad de dirigir a su hijo junto a una orquesta de la que ha sido testigo privilegiado de su evolución. «Hay luces y sombras en su historia », reconoce, situando las primeras en la calidad y sonido alcanzado por la ROSS y colocando las segundas en la gestión de unas administraciones que no terminan de apostar por el crecimiento de las orquestas.

«Lo importante es que al final la calidad del instrumento es muy buena , aunque hay que lamentar que haya quince plazas vacantes de músicos, un problema que se debería abordar. Andalucía, con cinco conservatorios, da músicos suficientes con vocación para garantizar el crecimiento de las orquestas. La Sinfónica es más pequeña ahora que en sus inicios. Si quieres hacer Mahler, Stravinski o Strauss necesitas el número de músicos que prescribe el compositor», señala el director.

Por su parte, Pérez Floristán, reinstalado en Sevilla tras finalizar sus estudios en Berlín, afronta unos meses marcados por la incertidumbre de la pandemia, pero en los que no le ha faltado el trabajo. « La pandemia es un golpe duro , pero sería inmoral quejarme demasiado porque se puede decir que estoy más que salvando los muebles . Ahora te llaman mucho para sustituciones, lo que es un poco estresante, y las agendas son a corto plazo».

El pianista confía en seguir colaborando con la Sinfónica y es probable que esté en la próxima edición del Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMÀS) , en cuya edición suspendida del año pasado iba a protagonizar varios conciertos como artista residente. «Estoy trabajando junto a Fahmi Alqhai -director del FeMÀS- para que por lo menos uno de los conciertos lo podamos hacer en la próxima edición».

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