Festival de Sevilla de cine europeo

Películas para ver en el Festival de Sevilla 2020: vayan hacia la luz

En esta incierta edición se reafirma en la programación del certamen el continuismo

Un fotograma de «El año del descubrimiento», de Luis López Carrasco ABC

Alfonso Crespo

Como nada en este año aciago invita al optimismo, creemos que lo más prudente, a la hora de encarar la programación del inminente Festival de Sevilla , del que ABC es digital partner, sería no dejarse llevar por la oscura radicalidad a la que nos tiene acostumbrados la cita anual con el cine europeo —sabida su inclinación por lo distópico, incómodo y turbador—, pues esta edición, en el mejor de los casos, nos hallará deprimidos, enmascarados y en distanciada soledad frente a la gran pantalla.

Así, más que por el lado afilado —cuyo epítome representaría en esta ocasión «DAU. Natasha» , del ruso Ilya Khrzhanovski , vislumbre de su vasto proyecto de recreación histórica de una ciudad soviética a partir de un experimento orwelliano de borrado de límites entre ficción y realidad (con los deleites pornográficos correspondientes)— optemos por calentarnos con los rayos de sol que atraviesan los resquicios de la programación. Y si hay que pasarlo regular, que al menos afecte al pensamiento.

En su más decantada pureza, este bálsamo, como casi siempre, se encuentra en el margen de la parrilla, y lo protagonizan dos mujeres, la italiana Cecilia Mangini y la alemana Dore O . La primera, una más bien olvidada cineasta de la segunda ola neorrealista , comparece con una obra documental que llega hasta nuestros días y que en sus primeros pasos —apoyados por la mano de Pasolini — se desenvuelve con contundentes zarpazos a lo real en la Italia del «milagro económico» y los espejismos del ascenso social y la convivencia entre lo rural y los urbano.

Nada mejor que descubrir a las veteranas cineastas Cecilia Mangini y la alemana Dore O

El cine breve y emocionante de Mangini dialoga con el de sus contemporáneos, tanto que provoca delirios enriquecedores, como cuando en el juego enfangado de los niños suburbiales de «La canta delle marane» (1961), uno cree ver las estampas «sadianas» del último Pasolini.

Dore O., en solitario o junto a su marido Werner Nekes , abrirá la mente a los espectadores que confíen en el potencial afectivo de su lirismo psicodélico y en la invitación narrativa de los «cuerpos-médium».

Directores españoles

Entre el resto de secciones se arraciman otros trazos luminosos, muchos españoles: por ejemplo «El año del descubrimiento» de López Carrasco , un ensayo sobre el origen de nuestro último desconcierto, o «Nación» , donde Margarita Ledo rehabilita el discurso obrerista de la mano de las trabajadoras de una fábrica de cerámica gallega.

En «Nueve Sevillas» , Gonzalo García-Pelayo y Pedro G. Romero actualizan, expanden y diversifican las posibilidades flamencas de aquella «Vivir en Sevilla» (1978), dejando que la alegría —política y reveladora— vuelva a penetrar en el mapa de la ciudad.

De otras latitudes, sobresalen «Ondina» de Petzold , aunque el deceso de su mentor Farocki le reste sutilidad, o «Malmkrog» del rumano Puiu , una nueva entrada en el denostado «cine de la palabra», aquí sumergido en una trastienda histórica donde sus moradores se arrogan el derecho de hablar sobre lo divino y lo humano en tiempos convulsos. Por último, cruzaremos los dedos por Ferrara , que reincide con «Siberia» en su automartirio por persona interpuesta, de nuevo el gran Defoe .

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