Flamenco SinCejilla

Pedro El Granaíno: una voz que sea de todos

Un recital del cantaor de Granada este sábado, también del bailaor Javier Barón hoy y mañana, y nuevo álbum de Julián Estrada

El Granaíno durante una entrevista ABC

Luis Ybarra Ramírez

La fatalidad del destino ha querido que algunos de los puntales del flamenco contemporáneo se marchen a destiempo. Así se fueron Camarón de la Isla, Paco de Lucía, Enrique Morente, El Lebrijano, Manuel Molina, José Menese. Casi toda una generación ausente que ha dejado a este jardín no huérfano, pero sí desubicado en un período muy corto. Por este motivo, desde que se sucedieron estas pérdidas que por supuesto son irreemplazables, todos andamos buscando una garganta cantaora que se alce poderosa y que se vuelva la voz de todos . Una queja que alumbre. Un faro.

Pero El Granaíno , que actúa este sábado en el Teatro de Los Remedios , es uno de los candidatos , salvando las distancias más evidentes que no necesitan ningún tipo de argumentación. Dice que tiene ese grito encerrado bajo la nuez de vender por los mercadillos. «De pregonar pijamas, vaya», comenta él. Al abandonar este oficio, empezó a destacar junto a la familia de los Farruco. Una cosa llevó a la otra y dio un giro brusco a su trayectoria cuando se colocó al centro de la palestra de los artistas de su época con los colores de Tomás Pavón, Camarón, Morente y El Chocolate filtrados en su pecho. Una curiosa amalgama que lo hace diferente . Que conmueve desde una forma agónica y además creativa de lamentarse.

Ahora viene por Navidad cargado de buenas noticias . Resulta que uno de los intérpretes que más seguidores ha ganado entre la afición en la última década todavía no tiene un álbum propio, aunque haya registrado múltiples colaboraciones. Algo que se solucionará pronto, pues ya ha anunciado que su primer trabajo discográfico estará bajo la batuta de Vicente Amigo . La suerte, en esta ocasión, corre a nuestro favor, ya que también podremos disfrutar de su «Granaíno Jondo» este 21 de diciembre.

Una parte del recital conservará el tinte clásico y habitual que define sus espectáculos y en la otra cantará villancicos, para lo que va a contar con la Agrupación Musical de los Gitanos . Esto, a quien conozca las reducidas dimensiones del espacio, no debería dejarlo indiferente. Asimismo, será la oportunidad de presentar a una de sus hijas ante el público.

Hay una serie de cantaores a los que la desaparición temprana de sus referentes directos les ha cogido a pierna cambiada . No se trata de romperse la cadera para tocar al balón, pero sí que muchos han visto que la mayoría de los maestros con los que crecieron, de pronto, no están. Que el pasado habita en ellos y que es el momento de tomar la alternativa definitiva . Algunos dicen que en el cante se pasa de promesa a sabio en retirada, pero hay varios nombres que son la actualidad afortunada y rabiosa del flamenco. Voces que aspiran a ser la de todos.

«Oro, incieso y mirra»,de Julián Estrada: La

elegancia de lo popular

Este es, a mi juicio, el trabajo más logrado de estas Navidades en lo que a villancicos se refiere. El Nacimiento, la Adoración de los Pastores y la Huida a Egipto son algunas de las escenas que Julián Estrada ha decidido retratar. «Oro, incienso y mirra» crea una atmósfera que parte de lo popular y genera armonías absolutamente personales . Música elegante y cargada de valor para reunir a la familia.

El cantaor pontanés es una figura que camina con discreción en su generación. Seguidor de Fosforito que ha encontrado sus singularidades, encierra mil cantes en su garganta redonda y le queda ya poco que demostrar, más allá de que su calidad no haya encontrado el reconocimiento que merece . O eso creo.

Las rumbas, los bulerías y el aire folclórico se deshojan corte a corte entre violines, guitarras y palmas encendidas. Los coros, además, no restan protagonismo al discurso de la voz principal. La nostalgia que destila «Noche de esperanza» , en la que clama por la dignidad, la rotundidad de «La leyenda de Córdoba» , donde evoca a un trío ilustre formado por el pintor Julio Romero, Góngora y Séneca, así como los villancicos del Gloria y el «Marinerito Ramiré» con variaciones en la letra, son algunas de las piezas más destacadas.

Podemos poner un pero, que nos gusta y se nos da bien. Y es que quizá se podría haber incluido un cante pausado sin romper la línea que sigue el álbum. «El niño no quiere regalos», eso sí, merece una mención especial. Ayeos que saben a calor anisado y piñonate.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación