Música

Paco Loco: «No me gusta contar anécdotas, pero tantos discos grabados dan para mucho»

Desde su estudio en el Puerto de Santa María, este productor ha trabajado con Bunbury, Mikel Erentxun, Sr. Chinarro, Nacho Vegas y un sinfín de artistas

Paco Loco en su estudio de grabación Álvaro Soto ‘Jopo’

Luis Ybarra Ramírez

Puede que no lo conozca, pero la música de Paco Loco ha llegado sigilosa a sus oídos. Nacido en México y autoproclamado neoyorkino con guasa, residente en Asturias durante décadas y uno más del Puerto de Santa María, donde tiene su estudio, desde hace años, ha producido para Bunbury, Mikel Erentxun, Nacho Vegas, Sr. Chinarro y varias generaciones de la escena independiente española. Así el último documental que lo retrata se titula ‘El indie soy yo’. Es el rey del reverso de lo conocido. El genio del sonido al que acuden figuras, promesas y artistas en continuo despegue para grabar sus álbumes. Tras el libro ‘Loco, cómo no llevar un estudio de grabación’, llega ‘Loco 2, cómo llevar un estudio de grabación y no morir en el intento ’. Malabarismos con palabras, futurismo, escenarios inimaginados, anécdotas, fotografías sorpresa y talento en las mezclas que se desarrolla a golpe de incredulidad por parte del lector.

Hay algo que hace especial su trabajo: los artistas, durante los días de grabación, conviven con él en una casa anexa. «Y eso da para mucho». Todos conocen a Muni, su mujer, que marca la hora del descanso innegociable cuando está preparada la comida, a sus mascotas y todo lo que le rodea. «No soy muy dado a contar historias de lo que sucede aquí, casi todos mis amigos pertenecen a este mundo. Pero, si me preguntas por momentos extraños, tengo para aburrir. Muchos de los que se pueden contar están en el libro. También he tenido a uno al que le dolía la barriga, le di algún consejo médico absurdo y resultó ser peritonitis. Tres meses de hospital. Un grupo llegó una vez un poco bebido y se bebió medio litro de friegasuelos pensando que era Gatorade... Por lo general, es gente normal la que viene, eh, sin demasiadas excentricidades, pero, claro, han sido muchos discos...», explica.

Blanco y negro de Paco Loco en su lugar de trabajo Álvaro Soto ‘Jopo’

Conoció el caos y la falta de buena fortuna con La Habitación Roja en un relato que no debo destripar, pero en el que se entrelazan abandonos, cintas perdidas, vuelos y agobios de lo más variados. En la canción «Lo que comen las brujas», de Nacho Vegas , el cantante de Gijón armó unos coros con una melodía que tenía difusa en su cerebro y terminó aproximándose peligrosamente al himno del Sevilla F.C. Un lío que se solventó con un «No me importa» del Arrebato . Y a seguir. No sabe cuántas guitarras posee. Tampoco la cifra de discos que figuran con su nombre ni el futuro de esta industria en la que no cesan las desapariciones y los secuestros. De sellos, claro.

Portañuelas bajadas

A las virtudes de Paco Loco se le añaden una despreocupación en el vestir y un particular sentido del humor: «Soy un desastre en el aspecto físico». Los cordones desatados, la portañuela bajada y la camiseta laboriosamente ajustada no son detalles novedosos en su atuendo. Además, por supuesto, de las bromas. ¿De dónde vendrá eso de mostrar de cuando en cuando sus partes íntimas en situaciones bizarras? «Eso es porque me hace gracia cómo reacciona la gente. No se espantan al ver el mal, al ver a un borracho tirado en el suelo, pero sí con esto. En los 90 estuve en una concentración de Harleys Davidson en Estados Unidos con un patinete. Todo el mundo miraba sorprendido al patinete. Pues lo mismo sucede con mis...».

«Soy un desastre en el aspecto físico. Solo me interesa la música, no si llevo la portañuela bajada»

Su apodo, seamos justos, le viene por haber sido miembro de la formación Los Locos. Si le preguntamos por un grupo con el que le gustaría repetir, se queda con Carolina Durante : «Casi todos suelen hacer dos o más discos conmigo. Ellos, por la pandemia, aún no han podido hacer el segundo. Les espero». ¿Y alguien con quien grabar por primera vez? Pues «Andrés Calamaro . Me gusta su parte más rockera y tengo la impresión de que nos llevaremos bien».

Junto a Enrique Bunbury , tuvo la idea de crear el festival Monkey Week . Propone instrumentos arriesgados en las pistas y fue de los primeros en apostar fuerte por el ukelele, «aunque ya estemos hartos de él», apostilla. Le disgusta el sonido de las producciones actuales: «Soy muy crítico; no me convence ni el mío». Adora lo antiguo, pero detesta los revival. Y por esa senda camina. Buscando. Abstrayéndose en sus proyectos mientras espera que Muni anuncie el momento de la comida en mitad de una larga jornada. Regla número dos: «No más de doce horas. Algo que ayer incumplí».

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