Música Clásica
Obras maestras de la liturgia musical para disfrutar la Cuaresma en casa
La gran música europea ha conmemorado la Semana Santa con oratorios de Tomás Luis de Victoria, Bach, Haydn y Pärt, entre otros
El aplazamiento del Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMÀS), a consecuencia de la pandemia del coronavirus, ha privado a los aficionados sevillanos no solo de grandes conciertos de música clásica sino también de algunas citas con la música sacra y relacionada con la Semana Santa, a la que el certamen dedica especial atención, ya que se ha convertido en una norma de los últimos años clausurarlo con un gran oratorio.
En esta ocasión, la elegida era una obra maestra de Johann Sebastian Bach , la «Misa en si menor» que de la mano de la Orquesta Barroca de Sevilla iba a servir de conmemoración de los cuatrocientos años de la talla de Jesús del Gran Poder por parte de Juan de Mesa.
Ese concierto, junto a otros como el que iba a realizar la Capella Neapolitana , con música de Semana Santa de esa región italiana, se han suspendido hasta el próximo otoño, lo que no impide disfrutar de obras maestras escritas por los grandes compositores para este tiempo litúrgico, se sea o no creyente, tanto de la tradición católica como protestante.
Este recorrido por las músicas de la Pasión podría comenzar de la mano de quien está considerado como uno de los compositores esenciales del Renacimiento europeo y uno de los músicos más importantes que ha dado España: Tomás Luis de Victoria .
La huella de este sacerdote en la polifonía del continente es profunda y solo compuso música sacra. Formado en Roma, contó con la protección de Felipe II y estuvo vinculado, como organista y maestro de capilla, al monasterio madrileño de las Descalzas Reales.
En su obra, a la que se han acercado algunos de los conjuntos vocales más prestigiosos del mundo —del Collegium Vocale Gent a The Sixteen — se pueden encontrar motetes, magníficats, himnos… pero en su producción destacan dos oficios, como son el «Officium Defunctorum» (1603), dedicado a la hermana del monarca español, María de Austria y Portugal, y el «Officium Hebdomadae Sanctae» (1585).
Esta última es una obra monumental destinada al Triduo Sacro y que contiene una Pasión, motetes, lamentaciones y, los muy apreciados, responsorios, grabados por numerosas formaciones internacionales y también españolas, como La Colombina y Schola Antiqua .
Si hay un músico, sin embargo, que esté asociado con la Pasión ese es Johann Sebastian Bach, autor de dos que están consideradas entre las obras maestras musicales de todos los tiempos, como son la «Pasión según San Juan» (1724) y, sobre todo, la «Pasión según San Mateo» (1729), la obra, con más de dos horas y media de duración, más extensa firmada por el genio de Eisenach.
Esta última Pasión está basada en los capítulos 26 y 27 del Evangelio de San Mateo, donde cada parte es relatada y cantada por el propio evangelista y sus principales protagonistas —Jesús, Judas, San Pedro...—, en una partitura, escrita para dos coros de cuatro voces y un reducido conjunto instrumental, que combina coros, recitativos y arias que van desarrollando los acontecimientos que llevan a la muerte de Cristo .
El Stabat Mater
La obra ha sido grabada y dirigida por los más prestigiosos directores, de Nikolaus Harnoncourt a Philippe Herreweghe , que la dirigió en el Teatro de la Maestranza de Sevilla en 2017 para clausurar el FeMÀS, pasando por John Elliot Gardiner , quien ha grabado numerosas cantantas y oratorios de Bach, entre ellos el de Pascua.
Otro tipo de composición propio de la Semana Santa es el Stabat Mater , un tipo de plegaria que relata el sufrimiento de la Virgen María junto a la cruz y cuyos orígenes se remontan a la Edad Media. Muchos son los autores que se han acercado a este tipo de composición musical, desde Palestrina a Francis Poulenc , pasando por Rossini, Liszt o más recientemente Arvo Pärt .
Entre todos ellos, destaca el «Stabat Mater» (1736) que compuso Giovanni Battista Pergolesi en las últimas semanas de su vida, que aprecieron tanto Bach como Antonio Salieri y que se sigue interpretando con asiduidad hoy en día.
Imbricadas, en cambio, en la tradición francesa, que siguieron músicos como Charpentier o Delalande , se encuentran las «Leçons de ténèbres» (1714), que compuso François Couperin , conocido sobre todo por sus piezas para clave.
Estos oficios, compuestos para la Abadía Real de Longchamp, son una variante de los oficios de tiniebleas como los que se cantaban en la Catedral de Sevilla , en los que se iban apagando velas del tenebrario según se sucedían los salmos, como en el recuperado el año pasado por el FeMÀS de Francisco de Santiago .
Relación con España tiene otra de las piezas de música religiosa más alabadas e interpretadas de Franz Joseph Haydn . Se trata de «Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz», que el músico austríaco compuso en 1771 para orquesta de cuerda por encargo del oratorio de la Santa Cueva de Cádiz para acompañar un rito el Viernes Santo recordando las siete últimas palabras de Cristo.
El recorrido por la música de Cuaresma continúa hasta finales del siglo XX, con una parada en una obra como la «Passio Domini Nostri Jesu Christi secundum Joannem» que escribió el estonio Arvo Pärt y que transmite un estatismo propio de la eternidad, en una pieza ascética y profunda, como se puede apreciar en la interpretación que registró el prestigioso grupo The Hilliard Ensemble en 1988,
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