La nieve caliente

El estreno absoluto de esta obra venía precedida por un trabajo que algo se conocía ya de la anterior edición del Mes de Danza. Ahora, «A life full of rivers and icy mountains» se muestra terminada con formato de dúo, bajo la dirección e interpretación del músico Miguel Marín y la bailarina y coreógrafa Laura Morales, de largo recorrido artístico en compañía.

Una mujer vestida con un mono de esquí de color amarillo delante de un fondo y un tapiz absolutamente blanco. Parece nieve. En la esquina un grupo amplísimo de instrumentos de percusión, junto a dispositivos electrónicos, ordenadores y demás, conforman la «orquesta» con la que el músico Miguel Marín va a formar el magnífico espacio sonoro.

La obra es un paso a dos que conforman la danza y la música, en la que en ocasiones van juntos y en ocasiones se ceden el paso, pero nunca se separan.

La danza es limpia, de movimientos justos, amplios, bien construida sobre la base musical, nada fácil, que une la música electrónica con la percusión de variados y a veces exóticos instrumentos. Laura Morales se desprende del anorak de nieve, y se vuelve más frágil y más etérea. Recorre el escenario y su danza se vuelve geométrica.

Miguel Marín pone una cafetera sobre un hornillo, el sonido del café también sirve para hacer música. La banda sonora es impecable, de una enorme belleza tímbrica con momentos en los que la percusión toma un protagonismo extremo y que casi hipnotiza.

Y todo ello con un estupendo diseño de luces de Benito Jiménez que va construyendo los ambientes con casi imperceptibles transiciones, desde un luz nevada estridente a la intimidad de la oscuridad.

Un estupendo trabajo en escena y también de investigación, algo que en los últimos tiempos están llevando a cabo muchos creadores sevillanos, cuando en la «tormenta de ideas» se unen talentos como los de Maura Morales y Miguel Marín. Un buen estreno absoluto de esta edición del Mes de Danza.