Música

Las mejores canciones de Ismael Serrano: dosis de nostalgia para Sevilla

Reunimos algunas de sus mejores canciones en una lista de Spotify como previa al concierto que ofrecerá el jueves 10 de febrero en Cartuja Center

El cantautor Ismael Serrano ABC

Luis Ybarra Ramírez

Su voz a la intemperie, como la pareja que sale de un garito en 'Nieve', ha conquistado unos pocos oídos a lo largo de todo el país, además de unos cuantos de fuera. Ismael Serrano, cantautor de grandes minorías, ha elaborado una de las obras discográficas más ricas en lo que a la literatura se refiere desde que comenzara su andadura a finales de los 9 0 . Tras siete años desde su último álbum de estudio, 'La llamada', un nuevo proyecto lo echó a la carretera el pasado 2021: 'Seremos', en el que colaboran compañeros como Pablo Alborán, Clara Alvarado y Litus. El espacio Cartuja Center Cite de Sevilla será su próxima parada el jueves 10 de febrero a las 21 horas.

Su voz es templada y tardía, como si la melancolía que destila fuera fruto de otra generación . Lo comparaban, en un principio, con Serrat, por el vibrato, pero pronto su compromiso social tomó otros derroteros. Si no vivió dictadura ni guerra, sí supo contar su visión de aquel tiempo a través de los ojos de su padre. Lo hizo en el que de todas todas es su primer gran éxito: 'Papá, cuéntame otra vez', donde reivindica por siempre la memoria para arrancar aquel lejano álbum, 'Atrapados en azul', con el que presentó sus credenciales.

Los cantautores no solo habían pasado de moda cuando él empezó en esta industria, sino que, asociados a otro contexto, corrían grave riesgo de olvido. No estaba Hilario Camacho en la primera línea de la que un día había gozado. Tampoco Paco Ibañez ni ninguno de los del tardofranquismo, que quedaron soslayados con la llegada de la democracia y la Movida madrileña. Él, como Nacho Vegas, que también se inició en esos años en los algunos productores les dijeron que las letras no importaba demasiado, tomó un camino de enorme impopularidad hasta terminar por imponer su sello. Guitarra y proclama sonaba a bostezo, pero él le cantó y escribió a las causas de su tiempo . También a las eternas, esas que preocupan a hombres y mujeres de cualquier época. Al amor y a la vida. A los deseos, la muerte, las parejas, lo oculto. Sus canciones, interpretadas por su eco, pausado y suave, terriblemente introspectivo, pero con un fuerte carácter social, forman un collage de tonos solemnes donde queda retratadO un prisma concreto desde el que contemplar las cosas. No solo eso: también un prisma desde el que actuar. No contentarse con ver y decir, sino también ser y hacer.

«No soy el cantautor que vino a ordenarte la vida» , sentencia en su última entrega, 'Seremos', que plantea el 'fuimos' y algo del 'mientras tanto', las claves del silencio y unos cuantos sueños derramados. La poesía de la experiencia, como la de aquellos autores de la otra sentimentalidad que definió García Montero, se cuela por sus versos, que a veces pesan mucho más que la propia música, regalada a unos pocos acordes para hacerla, al menos, cantable. Y cantando al mundo ha llegado rozando los 50 con la misma amenaza con la que empezó, esa que dice que no queda hueco para la tristeza en la nómina de artistas pop. La que niega lo complejo en el contenido que sale a la palestra, pero la que parece no funcionar con el público de Ismael Serrano, sediento siempre de que le cuenten algo que merezca leerse por escrito.

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