Flamenco SinCejilla

Mayte Martín: «Estoy condenada al perfeccionismo, pero bendita condena»

Charlamos con la cantaora catalana, que actúa este fin de semana en Sevilla, ofrecemos un apunte de Riqueni y reseñamos el disco de Manuel Agujetas Hijo

La cantaora Mayte Martín Gilberto González

Luis Ybarra Ramírez

El flamenco está de celebración. «Querencia» , uno de los álbumes señeros de Mayte Martín, cumple veinte años y su protagonista viene al Teatro de la Maestranza de Sevilla para festejarlo este sábado a las 20 horas. Un brizna de voz al aire, su mano valiente afilada entre la maleza y unos minutos de charla para compartir diversas emociones.

¿Qué le espera a Sevilla?

Un ansiado reencuentro en el que recordar piezas emblemáticas de «Querencia» que hace tiempo que no canto, como «Ten cuidado», «Vidalita» o «S.O.S», y otras que permanecen inéditas. La musa Patricia Guerrero nos acompañará con su talento para el baile.

Echar la vista es un ejercicio de introspección, ¿qué le queda por hacer?

Si la vida me lo permite, muchas cosas. Soy poco productiva, porque soy meticulosa y mis proyectos se fraguan al ritmo que impone la creación, pero tengo muchas ideas en las que quiero sumergirme y recrearme.

¿Cumple con el arquetipo de artista condenado al perfeccionismo?

Cumplo, sí, pero bendita condena. Es fruto de mi respeto por lo que tengo entre manos. Estoy agradecida por el don que me ha sido concedido y soy consciente de ello cada día de mi vida.

¿El flamenco le deja más sensaciones de placer o de responsabilidad?

Ambas cosas van de la mano. En la búsqueda constante de la excelencia dentro de mis posibilidades, encuentro el placer. Mis obras tienen un orden misteriosamente establecido que yo desconozco. Escucho a mi corazón y actúo en consecuencia.

¿Hacia dónde miraba la joven de «Muy frágil» y hacia dónde mira la mujer de «Tempo rubato»?

Hacia el mismo sitio: hacia dentro. Sigo siendo la misma.

Dicen que a todos se les quiere por igual, pero ¿hay algún disco al que le guarde un cariño especial?

Es cierto que son como los hijos, por eso es difícil elegir. Si me tengo que quedar con dos, te diría «Querencia» y «Al cantar a Manuel».

He tenido la suerte de nunca estar de moda

El poeta Manuel Alcántara me enseñó lo mágico que es encontrar la música que ya lleva un buen poema

¿Qué otros ídolos tiene además de La Niña de los Peines?

Ella es mi mayor debilidad y mi principal referente. Con Valderrama tengo un gran vínculo emocional y con Morente una conexión máxima a nivel de filosofía vital y artística.

Presentar un trabajo y que le pregunten por el siguiente. ¿Es esta la vida del artista?

La vida del artista es la que cada uno elija. Otra cosa es estar dispuesto o no a pagar el precio por funcionar de espaldas a los requerimientos de la industria. En mi caso, tengo que respetar el tiempo natural de las cosas. Reflexionar. Además, yo he tenido la suerte de no estar nunca de moda, lo que me lo ha facilitado.

¿Ha encontrado con Alejandro Hurtado algo así como su voz encerrada en una guitarra?

Necesitaba a un guitarrista virgen al que inculcar mi concepto. El universo de las sutilezas donde tengo mi paraíso. Los microdetalles. Estoy muy agradecida también a José Tomás Jiménez y el resto de mis compañeros. Hemos formado una comunión muy hermosa.

El año en el que él nació, usted sacó a la luz su primer disco. El tiempo, el tiempo... ¿Qué le enseñó el poeta Manuel Alcántara?

Lo mágico que es encontrar la música que ya lleva un buen poema.

«Amoró», de Manuel Agujetas Hijo: el sonido de un apellido

«Amoró», en caló, significa «Lo nuestro». Y este es el título que ha escogido el hijo de Manuel Agujetas para su primer álbum. No solo ha heredado un nombre, sino una forma de cantar que no trata de calcar, sino de interiorizar . La gran cantaora de esta saga, a día de hoy, es Dolores Agujetas, pero este nuevo trabajo nos reafirma la extensión del apellido.

La mayoría de las letras que aparecen ya las grabaron con anterioridad su abuelo, El Viejo, su padre o el propio Manuel Torre, uno de los pilares en los que todos se miran. Así sucede, por ejemplo, en la seguirilla de inicio de Tío José de Paula y en la de remate, del Tuerto de la Peña. En el romance «Caballeritos y hombres buenos» o en los martinetes. Los fandangos, uno de ellos del también jerezano José Cepero, la malagueña y el taranto son otros de los palos en los que desarrolla su apuesta cargada de tradición. Explora, en ocasiones, capas de buen gusto para suplir las facultades y el fuelle que reina en su casa y del que él carece . Al arcaísmo, la valentía y la crudeza, le ha añadido un barniz muy leve de dulzura.

No es ni un imitador ni un genio. Tampoco el abanderado ni el sucesor definitivo de nada, pero Manuel Agujetas Hijo será del agrado del aficionado que guste de esos sonidos particularmente oscuros que se hallan en peligro de extinción desde su nacimiento . Los aditivos son una quimera. El grito, un candil intermitente con el que buscar a ráfagas y por momentos la grandeza insuperable de sus ancentros.

Rafael Riqueni presenta «Herencia» el próximo miércoles

Rafael Riqueni durante el premio Compás del Cante ABC

A la cita de la cantaora Mayte Martín en el Teatro de la Maestranza se le suma, el miércoles que viene, la presentación de «Herencia» en el Lope de Vega , el álbum con el que el guitarrista trianero vuelve a su versión más flamenca , ya que el anterior disco, «Parque de María Luisa», es, en realidad, una obra clásica hecha por un flamenco. Esto se debe a su enorme influencia del llamado nacionalismo musical español que protagonizaron Turina, Albéniz o Granados.

Esperamos reencontrarnos, entonces, con el Rafael Riqueni de «Mi tiempo» o «Alcázar de cristal». Es decir, con una sucesión de palos sobre los que él estructura un concepto muy particular del instrumento . La invención de los acordes en pro de la belleza y las melodías que miran de cerca a los ojos para hacerse tan intimistas como universales son el telón de fondo que atraen el paso por taquilla. Así lo ha entendido la afición, que ha podido disfrutar de un pequeño adelanto a través de las redes sociales. Un maestro sevillano vive una nueva etapa de esplendor y regresa a su ciudad para mostrarlo.

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