Crítica de Flamenco

María Moreno, el baile que ya ha llegado

La bailaora gaditana presenta su último espectáculo en los Jueves Flamencos de Cajasol

María Moreno, durante su presentación en los Jueves Flamencos de Cajasol Remedios Málvarez

Marta Carrasco

Que el baile flamenco es la disciplina que más ha roto cánones en los últimos veinte años, es algo notable. Cada día que pasa surgen nuevos talentos que asoman primero en compañías de danza de grandes artistas. Tal es el caso de María Moreno , la joven bailaora que presentó en el ciclo los Jueves Flamencos de Cajasol su última propuesta titulada «Yo bailo».

A María Moreno la descubrimos hace bastantes años en la compañía de Eva Yerbabuena, donde en aquel momento también bailaban junto a la joven gaditana hoy consagrados artistas como, Asunción Pérez la Choni, Mercedes de Córdoba, Eduardo Guerrero o Antonio Molina «Choro ». Buena cosecha la de aquellos años que ha dado buenos artistas.

María Moreno destapó el tarro de las esencias en la pasada Bienal de Flamenco, obteniendo el Giraldillo que la reveló a nivel pular y también de festivales y teatros.

Los Jueves Flamencos de Cajasol ofrece sus espectáculos en un lugar recoleto como es el pequeño teatro de la plaza de San Francisco. No es fácil utilizar el espacio del escenario para el lucimiento de los artistas, algo que algunos hacen mejor que otros. Y María Moreno lo hizo a las mil maravillas, sabiéndose reunir de unos artistas de primerísima línea como son Juan Requena a la guitarra, Enrique el Extremeño y Pepe de Pura al cante, y Roberto Jaén en percusión y palmas.

Un programa que no sólo fue para lucimiento de la bailaora, sino que si se es generoso con el «atrás» y lo convierte en un «delante», el triunfo de todos está asegurado, y fue lo que ocurrió.

Milonga, soleá, taranto, bulerías era lo que indicaba el programa, pero aquello dió para mucho más. Introducción con derroche de maestría en el uso de la bata de cola y el baile con mantón sin descomponer el gesto ni tampoco utilizar recursos fuera de su estética.

Un momento especial fue el que protagonizó la bailaora con Roberto Jaén, en una especie de «paso a dos» de percusión utilizando el cajón y los palillos, y demostrando que se puede innovar sin perder la esencia del flamenco más primitivo, el del ritmo.

El baile de María Moreno tiene muchas inspiraciones , de su bahía gaditana cuando por bulerías se quita los zapatos y baila descalza, haciendo bueno aquello de que el baile cuanto más acerca al mar más pierde el tacón. Recia y recogida por soleá, enérgica por taranto y recogida de brazos y con desplantes hermosísimos y muy flamencos, con algunos caídas hacia atrás de la cabeza y los hombros que hace mucho tiempo que no se veían en un escenario.

Una noche para disfrutar, con maestría en el baile y con derroche de arte de todos los que compusieron el elenco: lucimiento de los cantaores, virtuoso Juan Requena y un inspirado Roberto Jaén. Al final, los cuatro artistas rodearon a la bailaora y, a la «antigua», despidieron una noche que nos dejó un buen recuerdo.

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