FUNDACIÓN CAJASOL
Manuel Álvarez Tardío: «El peso de la república en la historia española del siglo XX está sobredimensionado»
El catedrático interviene junto al historiador José Enrique Ruiz-Domènec en la mesa redonda 'De Isabel II a Felipe VI', dentro del ciclo Letras en Sevilla de la Fundación Cajasol
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El historiador de la Universidad Autónoma de Barcelona José Enrique Ruiz-Domènec y el catedrático de Historia del pensamiento político en la Universidad Rey Juan Carlos Manuel Álvarez Tardío han intervenido este miércoles en una mesa redonda titulada 'De Isabel II a Felipe VI' , que ha moderado el periodista de ABC Jesús García Calero . Este acto se encuadra dentro del VI ciclo Letras en Sevilla , que organiza este año la Fundación Cajasol bajo el título genérico '¿Monarquía o República? Un debate de tres siglos' .
Durante su intervención, Ruiz-Domènec ha comentado que «hoy la historia vuelve a estar en un primer plano de actualidad. Somos un país en la frontera suroccidental de Europa. Sevilla participó de la cultura europea de forma tardía, a partir del siglo XIII. Como historiador se nos invita a que hablemos en la larga duración, que es un concepto historiográfico. Mis maestros me enseñaron que los grandes problemas se observan en la larga duración ».
Asimismo, ha dicho que «en el caso de España, desde 1830 hasta nuestros días el problema está en cómo se estructura un país no vertebrado . Están los estados dinásticos. Desde el siglo XI diversas monarquías han tratado de establecer las estructuras de Iberia, incluyendo a Portugal. Es verdad que los liberales nos enseñaron alguna secuencia sobre nuestro pasado. Me gusta siempre identificar a los liberales como Mariana Pineda , que murió por decir una verdad que llevaba en el corazón». Además, ha comentado que «el estado dinástico es un fenómeno medieval. La monarquía hereda el interés del estado dinástico y lo convierte en la monarquía absoluta o constitucional . El estado dinástico ha estructurado España desde el gran fracaso de la primera monarquía que lo intentó. La dinastía de los Omeya trató de crear un estado dinástico, pero fracasaron. El problema de España es que hemos olvidado la profundidad de nuestros problemas. Si la monarquía actual pretende crear el tono del estado dinástico de otras épocas habrá acertado. Si se olvida de eso y lo convierte en una especie de 'Juego de tronos' se habrá equivocado».
Por su parte, Manuel Álvarez Tardío ha comenzado su discurso diciendo que «mi visión es sosegada y contundente sobre el tema de la monarquía y la república. Desde mi punto de vista, la cuestión sobre la que tenemos que hablar no es si debemos tener monarquía o república. Es un debate que se resolvió en España hace bastante tiempo a favor de la monarquía . No conozco otro país occidental que quiera resucitar debates que ya están resueltos. Lo importante es el tema de la organización de la democracia . La gran pregunta es democracia sí o democracia no. La conciliación entre monarquía y democracia se produjo a partir de la Transición en los años setenta. Eso ha permitido construir un marco institucional que nos ha hecho convivir de forma pacífica y lograr una alternancia en el poder aprobando la validez del adversario». Además, ha añadido que «la monarquía, como forma de gobierno, ha permitido la democracia. La república en España fue un periodo cortísimo de apenas cinco años. El peso de la república en la historia española del siglo XX está sobredimensionado . La cuestión capital es preguntarnos por qué no se pudo establecer el tránsito entre liberalismo y democracia dentro de la monarquía».
«En el periodo que hubo de entreguerras, las democracias que resisten fueron en su inmensa mayoría monarquías, no repúblicas, si exceptuamos a Estados Unidos»
Álvarez Tardío ha señalado también que «nos estamos enfrentando a la monarquía absoluta frente a la república democrática. La república no es sinónimo de democracia y pluralismo . El debate entre república y monarquía trata de cuestionar la democracia que esa monarquía ha puesto en pie. En el periodo que hubo de entreguerras, las democracias que resisten fueron en su inmensa mayoría monarquías, no repúblicas , si exceptuamos a Estados Unidos. Monarquía y república son formas de poder compatibles con la democracia o no. La conciliación entre democracia y república en los años treinta no fue posible».
Este catedrático ha asegurado que «hay que distinguir entre el acercamiento a la verdad y el uso partidista de la historia. La II República fue un momento apasionante y casi un laboratorio. Estuvo en el centro de atención del proceso de reconciliación y de acuerdo que se produjo en la Transición. Es bueno no idealizar a la II Republica, pero tampoco condenarla a los infiernos. Ver la república con cierta distancia. No podemos estar siempre echando la vista atrás. La alternancia pacífica nos permite un marco de convivencia. Todo lo que sea manipulación me parece peligroso. Se dice que la Transición fue injusta con los perdedores, pero eso es falso . La Transición eliminó esa época tan convulsa para España fuera del discurso político».
Por su parte, José Enrique Ruiz-Domènec ha subrayado la idea de que « los detalles y las variables de una época son muy importantes . Quizás por miedo o por ignorancia se habla muy poco de esa variable. La variable del movimiento nacional ha sido eclipsada por una historia narcisista que ha convertido esa variable en un suceso personal de un individuo de segunda categoría. Hemos confundido la historia con la propaganda . Se dice que Franco fue caudillo por la gracia de Dios. La segunda variable es la de la democracia, que establece que los cambios políticos no son cambios de regímenes. La Semana Trágica de 1909 fue un momento muy importante para España. Eso estableció una época hasta 1939. El problema es que no se supo integrar a las masas . Las riquezas no se pueden hacer de espaldas al pueblo. Las variables no han sustituido el orden político y cultural del país».
Este historiador ha comentado asimismo que «tenemos un problema que la Transición no ha resuelto. Es un problema territorial en el que parte de nuestros compatriotas no se sienten españoles. Yo respeto esa parte aunque sea una minoría. Una de las partes fundamentales de la democracia es respetar al otro. Hay que defender al adversario. Si parte de nuestro país no se siente español es que ha habido algunos errores en el planteamiento de la Transición . Muchos amigos y alumnos míos son independentistas».
Sostiene también Manuel Álvarez Tardío que «la Transición no apareció de la nada. Los historiadores no la cuentan como la obra de un Rey, sino como un conjunto de élites políticas. No estamos en un debate abierto sin claves para movernos. La historia de España no es tan diferente a la del resto de Europa. La historia de Francia es de una gran dureza y volatilidad. En el concepto de república, en la primera parte del siglo XX está abierto el debate entre democracia y otras formas de organización. Durante mucho tiempo la democracia tuvo mala prensa. Pensamos que la democracia consiste en que podemos participar, pero la democracia necesita de unos andamiajes que son de orden liberal . La democracia representativa o es liberal o no funciona. Muchas cosas de ese andamiaje liberal no funcionaban en la república. Y eso es una cosa que sabían perfectamente las élites políticas de los años setenta. Esas élites sabían los fallos de funcionamiento de la república y construyeron el andamiaje político que ha permitido convivir de forma pacífica y corregir los fallos previos de la república y de la anterior monarquía».
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