Manu Sánchez: «En la caricatura hay más verdad que en un retrato realista»

Dice que no hay una evolución en la sonrisa del público. Tras las mascarillas, y en los aplausos, se intuye la comodidad con la que los espectadores acuden a un teatro donde se sienten seguros desde el principio de la obra. Habla más de diversión que de evasión. De la extrañeza de subirse a un escenario en esta normalidad. Cuenta, sobre todo, la realidad con pocos silencios entre las palabras y encontrando siempre recodos de humor. También el shock que le produjeron las primeras funciones en este nuevo entorno en el que nos movemos y el que siente el personaje que ha inventado para su aventura junto a la productora 16 Escalones. Alguna vez escuché que para sentirnos unidos los habitantes de la Tierra necesitamos un enemigo común que evoque a nuestro sentido de pertenencia a un colectivo. Y eso es lo que Manu Sánchez recoge en «El gran emigrante», el espectáculo con el que Cartuja Center Cite retoma su programación el 26 y 27 de diciembre y el 2 y 3 de enero: «En un parlamento de las galaxias, por la Tierra iría un solo diputado, así que tendríamos que ponernos todos de acuerdo» .

Mucha comedia, un extraterrestre que viene con la intención de conquistarnos y un fallo en su tecnología que le hace quedarse aquí a lo largo de todo un año con una mano detrás y otra delante. De eso trata este montaje de donde se desprende acidez y actualidad, crítica, reflexión y carcajada con acento andaluz. «El alienígena viene aquí con aires supremacistas, de gran conquistador, pensando, como tendemos a hacer, que lo suyo es lo normal y los hábitos de los demás son los raros. Eso da para pensar mucho y de esas diferencias surgen muchas gracias. Este ser extraño, además, contempla el mundo desde una azotea, y ahí hemos encontrado un paralelismo claro con la pandemia. El texto, aunque se ha actualizado, es anterior».

Tras «El rey solo», «El último santo» y «El buen conquistador», recupera una palabra desaparecida ya en los medios de comunicación, emigrante (y no migrante), con el aura de Valderrama para tratar desde lo esperpéntico la figura del que viene y del que se va, según se mire. «En la caricatura hay más verdad que en un retrato realista, y esa es nuestra forma de trabajar y de abordar los temas. En España , el asunto de las migraciones es muy importante. Recibimos a gente y también nos vamos en busca de oportunidades. En este momento histórico, por ejemplo, hay una fuga de talento de los jóvenes y a su vez una llegada de personas de fuera» , explica el presentador y humorista nazareno.

Quienes conocen las dimensiones de este espacio de La Cartuja saben de la inmensidad de su escenario y la vastedad de un patio de butacas que engaña al ojo. En su amalgama de colores, de soslayo, siempre está lleno, aunque no lo esté. «Ahora los grandes teatros han quedado como teatros más pequeños. Así debemos tomárnoslo. Las sillas vacías no son fallos en taquilla, y hay que tenerlo claro cuando se actúa. No hay desinterés. Colgamos el “No hay billetes”, pero con las distancias necesarias» , argumenta. El tópico de que la comedia es un ejercicio terapéutico, en tiempos de convulsión, se vuelve mantra verdadero y los profesionales de este oficio parecen transformarse en auténticos tratadores de las dolencias ajenas. O así se siente Manu Sánchez, quien, en el fondo, tiene una única pretensión: «Pasármelo bien reflexionando y hacer con ello que otros disfruten. Nada más».